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Literatura

Primavera

Primavera

Aunque nadie te busque ya, te busco.

Reencontrarse con un libro es hermoso. Mirarlo, echarle un vistazo, releer el título de sobra conocido, tomarlo entre las manos, olerlo incluso. Titubear al abrirlo ante el temor de destapar así el frasco de la esencia, el recuerdo de una infancia remota que vuelve al ver Primavera. No es fácil regresar al pasado y lo que ocurre es un milagro. La belleza de este libro se encuentra en mi mirada, que me muestra sus páginas y espera hacerme sentir emociones nuevas y revivir las que guardo en la memoria.

Muerta

Muerta

Tras el chequeo, el médico me dice: Está usted perfectamente.

¿Cómo es posible?, me sorprendo yo. Me encuentro fatal.

El médico sonríe.

Salgo de la consulta y me doy cuenta de que me he equivocado de especialista, tenía que haber ido al forense. Porque aunque esté aquí y dé la impresión de que sigo escribiendo, la verdad es que llevo varios meses muerta.

Lo único que podría interesarme ahora es determinar las causas de mi muerte, pero deben ser tantas y la incidencia de cada una y la relación entre ellas debe ser tan complicada que resultaría demasiado farragoso formular una hipótesis medianamente rigurosa. Además, ¿tendría sentido este esfuerzo? Estoy muerta. O no. Porque leo. Escribo. Pago facturas.

Estoy muerta. Nada me hace dudar.

Mujeres ensombrecidas

Mujeres ensombrecidas

“No tiene sentido que me sacrifique en balde por el egoísmo de él. Llorar le quita a una todas las energías.” Zenobia Camprubí.

 

Zenobia Camprubí, Elena Garro, María Lejarreta… Quién ha oído hablar de ellas y de tantas otras mujeres que han sido silenciadas, que han ocultado su identidad bajo un nombre masculino, que han trabajado de “negro” para un hombre, que han llegado a renegar, incluso a destruir sus obras, para no perder el amor de su compañero.

La historia de las artes está incompleta. Durante siglos, en música, en pintura, en literatura, se ha omitido el nombre y las creaciones femeninas. Es el caso de Sofonisba Anguissola, fue una gran retratista, contratada por Felipe II en alguna ocasión, e influenciadora sobre la obra de Caravaggio. O de Hildegarda de Bingen, alemana, y la milanesa Maifreda Pirovano, condenada por herejía, ambas religiosas y destacadas compositoras en su época, el siglo XII.

Se encuentra documentada la sumisión de Zenobia Camprubí a su marido, Juan Ramón Jiménez. La alienación de María Lejarreta, que le escribía a su marido, Gregorio Martínez Sierra, las obras que él firmaba. Collete le regaló sus primeras novelas a su marido a cambio del divorcio. Elena Garro arrojó al fuego “Los recuerdos del porvenir”, obra cumbre de la narrativa sudamericana del siglo XX, para no perder a Octavio Paz. Teresa León quedó oscurecida por la sombra de Rafael Alberti…

Eran tiempos, no muy lejanos, en los que a la mujer le estaba prohibido usar su intelecto, bastaba con que fuera encantadora, risueña y no destacase mucho para ser valorada y aceptada socialmente. Incluso en las parejas en las que ambos eran intelectuales, artistas o triunfadores, ellos eran la figura preeminente, ellas, solo su compañera.

No sabemos qué cantidad de obras artísticas en todos los campos, tradicionalmente atribuidas a varones de prestigio, pudieran ser creaciones de alguna anónima mujer. Pero es una pena que no podamos atribuir el mérito de algunos trabajos a su legítima autora.

María Moliner

María Moliner

Había un punto, el de la tarde, en que realmente me sentía vacía, sentía que algo me faltaba y entonces me puse a trabajar en el diccionario con todo entusiasmo. María Moliner

María Moliner nació en Paniza (Zaragoza), el 30 de marzo de 1900. Cuando tenía doce años, su padre, el médico de la Marina Enrique Moliner, se fue de viaje a Argentina para no volver. La familia quedó sola y desatendida en Madrid, donde María realizó sus estudios hasta el bachillerato, luego, en Zaragoza, María Moliner sería una de las seis alumnas que se licenciaron en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital aragonesa. Su expediente académico está lleno de sobresalientes y matrículas de honor.

María tenía que aportar dinero a casa y trabajó durante un tiempo en el Estudio de Filología de Aragón, donde se formó como lexicógrafa a la par que colaboraba en la confección del Diccionario Aragonés, subvencionado por la Diputación Provincial de Zaragoza. El Archivo General de Simancas fue su primer destino laboral tras aprobar unas oposiciones al cuerpo de archiveros y de ahí se trasladó a Murcia, donde conoció a su marido, el catedrático de Física, Fernando Ramón.

En 1930, el matrimonio se traslada a Valencia. María trabaja en el Archivo de la Delegación de Hacienda y desarrolla una activa vida intelectual con amigos republicanos y personas con inquietudes similares. Se da cuenta de la precariedad e insuficiencia de bibliotecas en Valencia y apuesta por crear una red de 105 bibliotecas rurales o circulantes, como a ella le gusta denominar, también funda la Biblioteca Escuela en Valencia, pues considera que todos tienen derecho a la cultura.

La guerra civil rompe los proyectos y las ilusiones de María Moliner, que por su afinidad con la República es depurada, junto con su marido: ella queda inhabilitada durante años y a su marido le prohíben ejercer su profesión. La familia sufrió varios exilios hasta que en 1946 se instala en Madrid. Entonces María emprende su gran obra, un diccionario que será instrumento de guía en el uso del español. Asumió este riesgo, aunque la tarea les incumbía a los académicos de la RAE y al final, su Diccionario acabaría midiéndose con el de la Academia, al redactar de nueva planta todas sus entradas. Pero en vez de ahondar en el carácter normativo, Moliner se adentró en la vertiente útil: el uso. Pretendía que el estudiante y el escritor encontrasen la acepción buscada o la idea a la que querían llegar. Como ella explicó, su diccionario estaba pensado para escritores o para quienes trabajan con el idioma. “Además de decir el significado de las palabras, indica también cómo se usan, y se incluyen otras con las que pueden reemplazarse”. Quince años de trabajo y dedicación de esta mujer incansable, tenaz y perfeccionista culminaron con una obra extraordinaria: El Diccionario de Uso del Español, concluido en 1966.

María Moliner fue propuesta para ocupar el sillón B de la academia, pero razones ajenas a sus méritos profesionales impidieron que se convirtiera en la primera mujer académica. Una obra filológica de las dimensiones del Diccionario habría sido más que suficiente para que un hombre ingresara en la RAE. Una mujer sería merecedora de la misma distinción, pero aquellos eran tiempos de un machismo aún recalcitrante. El Nobel Camilo José Cela diría para argumentar su voto negativo que no compartía su “ñoño criterio lexicográfico”.

María Moliner murió en 1981 enferma de Alzheimer, tras una vida dedicada al magno empeño de acercar la cultura y la lengua a todo el mundo.

Te veo triste

Te veo triste

Las novelas de Fernando Sanmartín tienen el don de llegar a mí en el momento preciso, ni un segundo antes. Hace días que Te veo triste, su última novela, permanecía esperando apilada junto a otras lecturas pendientes. Acaricié la portada y la deposité con mimo entre los demás libros, hasta que las saetas del tiempo marcaron la hora. Entonces me atreví a destapar las páginas y a recorrer las líneas, con el íntimo presentimiento de ser tocada por las palabras que iba a leer.

Fernando Sanmartín es un hombre que me admira por sus certezas, capaz de escribir “es” donde yo pondría “quizá”, y mi naturaleza escéptica se rinde ante la contundencia de sus aseveraciones. “No es ninguna excentricidad encontrarse a uno mismo, que todos estamos llenos de apagones, y que hay apagones que duran una noche y hay otros que pueden durar semanas”, años, incluso toda la vida añadiría yo. De esta búsqueda parte Te veo triste. Marta Sampiero, la protagonista, indaga en el pasado de su padre para averiguar quién es ella, la huérfana que vivió dos orfandades, la de su madre impuesta por la muerte y la de su padre, que fue la opción elegida por un desapego ficticio. Ahora que la soledad se materializa sin paliativos, Marta descubre una faceta de su padre que no conocía: la de hombre, y debe cumplir su encargo: “Dile a Carmen Cabrera que he muerto”.

Encontrar a Carmen y obedecer el deseo de su padre muerto son los objetivos, aunque para lograrlo haya que dejarse jirones de alma en el camino, remover papeles, levantar el polvo del pasado y quitarle telarañas a una vida marcada por la búsqueda: de la libertad, de la felicidad, del amor, de la realización personal… De esas metas que nos fijamos todos y que no siempre alcanzamos, unas veces por pereza, otras por desánimo, otras porque nos merman las fuerzas o descubrimos que la felicidad es un deseo inútil que nos llena de infelicidad, paradojas de nuestra condición humana. Pero Marta Sampiero es de las personas que no se rinden, que perseveran, que poseen un motor interno que las impulsa.

Fernando Sanmartín nos lleva de la mano por oscuras estancias en las que siempre pervive encendida la luz, una luz especial e invisible a los ojos del que no cree que sea posible salir a la vida y encarar el futuro como un destino válido para vivir. Fernando Sanmartín nos invita a viajar por las calles de Zaragoza, por rincones de Varsovia, bajo la lluvia de Dublín. Con sus palabras suaves me conduce por recovecos que vuelvo a recorrer, porque mi padre también acaba de morir, porque he vivido y sentido escenas y emociones en ese lado del espejo en el que nada brilla y la realidad es mate, un escenario que él refleja a la perfección.

 

Título de la obra: Te veo triste

Autor: Fernando Sanmartín

Editorial: Xordica www.xordica.com

Páginas: 120

Biblioteca Beinecke de libros raros

Biblioteca Beinecke de libros raros

Beinecke Rare Book Library es el nombre por el que se conoce a la biblioteca de la Universidad de Yale. La biblioteca alberga en su torre central 180.000 volúmenes y en las estanterías más de 500.000, también guarda una colección de papiros egipcios y manuscritos medievales y renacentistas valorados en millones de dólares. Algunas de sus joyas son un ejemplar de la primera Biblia de Gutenberg, salida de una imprenta de tipos móviles o el Manuscrito Voynich. Su extenso fondo sirve como centro de investigación a estudiantes, profesores y especialistas y aunque los contenidos no se prestan, pueden consultarse en la sala de lectura o vía internet, pues dispone de fotografías, documentos, manuscritos iluminados, mapas, obras de arte y libros digitalizados.

El edificio se acabó de construir en 1763. La fachada carece de ventanas y es de granito y mármol blanco tensado con cuadrículas de hormigón de finos cortes que permiten el paso de la luz a través de él. Gracias a esta peculiaridad, la sala de la biblioteca se ilumina con una luz cálida que crea un clima muy acorde con el tipo de libros antiguos y pergaminos que se encuentran en su interior.

Carta de Machado a la muerte de Leonor

Carta de Machado a la muerte de Leonor

El 1 de julio de 1912 muere Leonor Izquierdo Cuevas, esposa de Antonio Machado. Según uno de los biógrafos machadianos, Leonor era una niña menuda, trigueña, de alta frente y ojos oscuros con mucha simpatía, y alegría, y de una fuerte educación religiosa. A las 10 de la mañana del 30 julio de 1909, en la Iglesia de Santa María la Mayor, en Soria, Leonor y Antonio se casan, ella tenía 15 años y él 34. Desde Baeza, en 1913, en carta a Unamuno, el poeta se refiere a la muerte de Leonor.

 

La muerte de mi mujer dejó mi espíritu desgarrado. Mi mujer era una criatura angelical segada por la muerte cruelmente. Yo tenía adoración por ella; pero sobre el amor, está la piedad. Yo hubiera preferido mil veces morirme a verla morir, hubiera dado mil vidas por la suya. No creo que haya nada extraordinario en este sentimiento mío. Algo de inmortal hay en nosotros que quisiera morir con lo que muere. Tal vez para esto viniera Dios al mundo. Pensando en esto, me consuelo algo. Tengo a veces esperanza. Una fe negativa es también absurda. Sin embargo, el golpe fue terrible y no creo haberme repuesto. Mientras luché a su lado contra lo irremediable me sostenía mi conciencia de sufrir mucho más que ella, pues ella, al fin, no pensó nunca en morirse y su enfermedad no era dolorosa. En fin, hoy vive en mí más que nunca. Y algunas veces creo firmemente que la he de recobrar. Paciencia y humildad.

Cuentos para leer con una sola mano

Cuentos para leer con una sola mano

Sabara Editorial publica mi antología de relatos eróticos: Cuentos para leer con una sola mano. Formato ePub.

En la biblioteca

En la biblioteca

No sé si llamar documentación a lo que hago, puede que sea excesivo, incluso falso. Utilizo el periódico como disparadero de ideas cuando pretendo escribir, pero solo como acicate de la memoria. Lo hojeo y lo ojeo, dejo que mi mente divague y me traiga ocurrencias, personajes, recuerdos, lugares, comentarios, palabras. La biblioteca del centro cívico no es el lugar más indicado para mis propósitos porque está llena de distracciones. Gente que pasa a mi lado para mirar revistas y CD, la ventana abierta por la que se cuela el ruido del tráfico, los gritos de los chiquillos que juegan en el parque, los pájaros que entonan trinos de cortejo. Tanta incomodidad ya es por sí misma incompatible con el relajado ritual de escribir. Pese a todo, lo intento.

Con todo, he de concluir que esta mañana he sido feliz durante un par de horas. Una señora muy amable ha actualizado mi tarjeta de biblioteca, me ha permitido usar el ordenador sin demanda previa y he satisfecho la curiosidad que traía apuntada en una hoja de libreta. El resultado: la concreción de un puñado de imágenes y palabras valiosísimas para mi propósito. Y la cosecha de un puñado de dudas igualmente útiles. Por no mencionar este valor intrínseco del estudio silencioso.

Podría pasarme la vida en este ambiente. Siempre teniendo en cuenta que esta vida sería el reverso de otra vida destinada a vivir. Sería una existencia doblemente vivida. Para qué, si no, escribe una.

Nushu

Nushu

Durante siglos, tanto en la sociedad occidental como en la oriental, el derecho a la educación les fue negado a las mujeres, pero no todas se resignaron ni se sometieron a esta forma de tiranía.

En 1950 se descubrió la existencia de un lenguaje secreto cerca de la provincia de Hunan (China) conocido como nushu. Este ancestral lenguaje se desarrolló y utilizó por las mujeres de la antigua China para comunicarse entre ellas en un tiempo en que su sociedad no les permitía aprender a leer y escribir.

El nushu cuenta con cerca de 700 signos y hay quienes datan su aparición en el año 300 d.C. Las mujeres de Hunan inventaron un sistema de comunicación a través del canto. Puesto que no podían salir de sus casas, se sentaban en las ventanas y se cantaban unas a otras. En las canciones se contaban sus secretos, sus penas, sus alegrías y confesaban el maltrato al que las sometían sus maridos. También crearon un sistema de escritura propio y desconocido por los hombres. Al no disponer de hojas de papel, pues su uso era exclusivo de los varones, crearon pequeños libros de seda en los cuales daban consejos a las hijas casaderas. Estos libros se conocían con el nombre de “cartas del tercer día” y se enviaban a las hijas al tercer día de su matrimonio. Hay que destacar que la mujer casada formaba parte de la familia de su marido y quedaba bajo la tutela de éste de por vida. Los matrimonios se concertaban por los padres y la pareja se conocía el día de la boda.

Asimismo, la escritura de breves relatos sobre sus vidas, poemas y noticias acaecidas en la comarca, se incorporaba a los abanicos y, sobre todo, a las vendas que utilizaban las mujeres para limitar el crecimiento de los pies, que previamente fracturaban las propias madres con el fin de lograr el canon de belleza exigido por los hombres. En la seda y en los abanicos, los signos se pintaban y en la venda eran bordados.

Tras su muerte, la mujer era enterrada junto a sus pertenencias, esta costumbre ha propiciado la pérdida de casi todo este importante material. Además, el lenguaje nushu estuvo sumamente perseguido durante la Revolución cultural. Las mujeres que lo conocían fueron torturadas o asesinadas y las que quedaron, decidieron no volver a utilizarlo, por lo que la lengua se perdió. En 2004 fallecía la última mujer que hablaba nushu, su nombre era Yang Huanyi y tenía 98 años. Fue entonces cuando el Gobierno chino se percató de la gran riqueza cultural que había hecho desaparecer y abrió un museo con el escaso material que se pudo recopilar.

 

Jerónimo Zurita

Jerónimo Zurita

Jerónimo Zurita (1512 – 1580) nació en Zaragoza, hijo del segundo matrimonio de su padre, Miguel Zurita, con Ana de Castro. Su padre fue médico principal de los reyes Fernando el Católico y Carlos I y gozaba de una relevante posición social que le permitía disfrutar de enorme privilegios en Aragón y Castilla. Gracias a este estatus familiar, Jerónimo pudo cursar estudios superiores en la Universidad de Alcalá de Henares, aprendió también lenguas grecorromanas, catalán, francés, portugués e italiano y se hizo experto en retórica. Contando con las excelentes relaciones de su padre y una esmerada formación, Jerónimo pudo acceder desde muy joven a cargos importantes. A los 18 años fue nombrado Merino (juez ordinario foral) de Barbastro, Continuo (cargo honorífico) de la Casa Real de Aragón y gentilhombre de su Cámara. Tras la renuncia de su padre al cargo, le sustituyó como Bayle (gran ecónomo y erogatorio) de Huesca. Zurita se casó con Juana García Oliván, hija del Secretario de la General Inquisición del Reino, miembro del Consejo de Estado y elevado dignatario eclesiástico en Toledo y por este matrimonio, Jerónimo adquirió el nombramiento de ayudante y sucesor de su suegro.

Con su cargo de secretario de Felipe II, Jerónimo Zurita gozaba de acceso directo al monarca y se le confió la tarea de compilar los diferentes derechos forales y refundirlos en un solo texto normativo, ordenado cronológica y sistemáticamente. A esta tarea dedicó la mayor parte de su vida. En 1548 se le nombró Cronista del Reino, cargo de nueva creación, para recopilar y ordenar “todas las cosas notables de Aragón, así pasadas como presentes”. Viajó a Italia, Barcelona y otros lugares para recoger en sus archivos testimonios de primera mano y acometió la ingente labor de organizar las diferentes tradiciones, resumirlas y descartar las leyendas y las patrañas que circulaban de boca en boca por aquel entonces. Treinta años de trabajo que culminan en los Annales, una obra magna que recoge todos los sucesos conocidos de nuestra Historia hasta el reinado de Fernando el Católico.

Cuando murió Jerónimo Zurita, su extensa y valiosa biblioteca quedó en parte custodiada por unos frailes cartujos. El Conde-Duque de Olivares ordenó que se trasladara a su biblioteca de Madrid, pero al fallecer el dignatario, los libros y los legajos de Zurita se dieron por perdidos, aunque en realidad solo habían cambiado de nombre y hoy forman parte de la Colección Salazar y se conservan en la Real Academia de la Historia.

Los Annales pueden consultarse en la Biblioteca Virtual de la Institución Fernando el Católico: http://ifc.dpz.es/publicaciones/ver-coleccion/id/5

Trabajar gratis

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¿Te gusta escribir? ¿Tienes talento? ¿Te gusta ser creativo? ¿Te gusta expresar tu opinión? ¿Quieres darte a conocer? Es tu momento!

Página cibernética de entretenimiento busca redactores voluntarios. Candidatos(as) tendrán la oportunidad de exponer su talento en dicha página con la publicación de cada una de los artículos que escriban. Artículos deberán ser originales y los candidatos se comprometerían a escribir por lo menos 2 artículos por semana sobre uno de los siguiente, farándula, moda, tecnología o eventos (ceremonias de premiación, conciertos, ferias etc.) y en español.
Actualmente la mencionada página está en proceso de tener su propio programa de TV y su propia revista impresa en el cual los candidatos tendrán la oportunidad de exponerse una vez que ambas estén en el mercado. Interesados por favor enviar correo electrónico a email y dinos por que debemos elegirte con una muestra de algún artículo escrito por ti.

Candidato debe tener:

- Excelente caligrafía y ortografía

- Habilidad para trabajar independiente

- Experiencia previa

 

Los plumillas estamos acostumbrados a que no nos paguen por nuestro trabajo. Verás, andamos mal de dinero, se trata de poner el proyecto en marcha y si sale como pensamos, en un par de meses te pagamos las colaboraciones. Cuando eres un principiante aceptas, ya es suficiente recompensa que hayan pensado en ti, rodearte de otras firmas importantes en el mundillo literario, y piensas que se trata de una oportunidad que no debes dejar pasar. Pero ocurre que se aprovechan de ti, que el proyecto nunca da los beneficios esperados y no cobras; que te esfuerzas por quedar bien haciendo un trabajo digno que nadie te agradece.

Con el tiempo aprendes. Faltaría más. Ves claro que te toman el pelo y que al trabajar sin sueldo estás cavando tu tumba. La empresa de marras no paga porque hay escritores y periodistas dispuestos a bajarse los pantalones cuando haga falta.

Todos necesitamos que nos den una oportunidad cuando empezamos y es de agradecer que alguien se arriesgue a incluir en una publicación el nombre de un perfecto desconocido. Pero cuando se desempeña una actividad laboral, se asume la función de trabajador. Aunque en la mayoría de los casos, sin nómina, sin seguridad social, sin derechos.

¿Cómo hemos llegado a esto? No sé. Quizás seamos demasiados dándole a la tecla, luchando por abrirnos camino, y la demanda es limitada. ¿Qué queda del “romanticismo” inherente a esta profesión? Pocos pueden permitirse el lujo de escribir por amor al arte. La mayoría de nosotros ha adquirido el vicio de comer a diario, tiene que pagar una vivienda y sus correspondientes gastos, ha formado una familia a la que también ha malacostumbrado y come cada día… Resumiendo, debe afrontar los mismos pagos que cualquiera, pero sin unos ingresos fijos.

El problema es que si tú no estás dispuesto a tragar con lo que hay, una legión de escribidores aceptará estas condiciones sin rechistar. Invertirá su tiempo, su talento y su esfuerzo a cambio de nada, pues incluso hay publicaciones que omiten en sus artículos el nombre del autor. A esto hemos llegado en la literatura analógica, y con la crisis aún se degradarán más las condiciones en las que trabajamos, pero el panorama que se vislumbra para la edición digital, con sus cláusulas y sus precios, conmina no a llorar, como diría Larra, sino a quemar la pluma y dedicarse a otra cosa.

El príncipe azul y otros timos

El príncipe azul y otros timos
La sociedad cambia porque las personas cambiamos y los cuentos de hadas que leímos siendo niños ya no reflejan el mundo de hoy. Autores, ilustradores y editores tienen la misión de adaptar la fantasía de los cuentos al tiempo actual. Es preciso que todos nos involucremos en la erradicación de viejos estereotipos: La mujer pasiva, abnegada, humilde, tierna, inculta y femenina que se ocupa de las tareas domésticas; eso cuando no es la malvada madrastra o la bruja fea y odiosa. El hombre activo, valiente, aventurero, fuerte, inteligente e independiente; eso cuando no es el príncipe maravilloso, rico y guapo o el sapo que, bajo el hechizo de la bruja, espera el beso de amor que le devuelva sus atributos.
 
La identidad masculina y femenina se construye desde la infancia. La familia, la escuela, los medios de comunicación y los cuentos, entre otros elementos de socialización, influyen potenciando la adquisición de roles distintos en función del sexo. Poco a poco se adquiere una identidad de género a través de nuestras relaciones con el entorno y los estereotipos sexistas se siguen transmitiendo todavía al inculcar papeles determinados en función del sexo de cada persona.
 
Los cuentos tradicionales, los cuentos de hadas o cuentos populares suelen ser el primer contacto que tienen los pequeños con la literatura y su marcado carácter sexista difunde unos valores que deben revisarse. En este tipo de cuentos, las mujeres siempre se ocupan de la casa, son bonitas, pobres, débiles, torpes, miedosas y sin ninguna instrucción. Por el contrario, el papel asignado al hombre es el de luchador, viajero, inteligente, curioso y protector. El final de estas historias es común y representa la deseada y perfecta relación amorosa que culmina en el archiconocido y vivieron felices por siempre.

El estereotipo más usado y peligroso para la formación de una identidad de género es el del príncipe azul. Aurora y Felipe, Kent y Barbie, el Capitán y Pocahontas, poco importa el nombre de los protagonistas, la idea que inculcan es la misma y cuando las chicas llegan a la pubertad aidealizan al cantante, al actor o al deportista de moda y transforman los elementos mágicos del príncipe azul en elementos reales y deseables para un compañero o amigo. Un amigo al que ella podrá cambiar porque el poder del amor es infinito, basta con amar y entregarse por entero para que se obre la metamorfosis y cualquier sapo se convierta en príncipe. El príncipe azul tiene la misión de conquistar, ser valiente y superar todas las dificultades que se le planteen, con estas características se convertirá en el más deseado por las mujeres.

Es hora de demostrar a los niños que la realidad es muy diferente. Que las mujeres son personas responsables y autónomas, instruidas, capaces de desarrollar cualquier actividad y que los hombres cambian pañales, planchan, preparan la comida y se divierten con sus hijos.

Los padres y madres juegan un papel decisivo a la hora de evitar que ciertos valores indeseados se instalen en la mente de sus hijos y al comprar un cuento deben fijarse en su contenido.

Las ilustraciones, por ser el elemento que más llama la atención de los niños en su primera etapa de la vida, deben incluir un número equilibrado de hombres y mujeres y evitar las escenas tópicas en las que la mujer y madre es también ama de casa y el hombre y padre es el que trabaja, lee el periódico y pone a punto el coche. El contenido evitará los roles establecidos y representará a hombres y mujeres en todas las situaciones. El lenguaje no subordinará a la mujer ni valorará al hombre, el trato a ambos sexos será igualitario.

Si queremos formar personas libres, resulta primordial que el modelo social esté carente de prejuicios, que los personajes masculinos y femeninos de los cuentos desarrollen su papel en una trama basada en el equilibrio entre los sexos.

Enlaces de interés:

Educación en valores

Educagénero
 
 
 
Qué es un cuento no sexista (pdf)

Vivir los cuentos (pdf)

Du côté des filles

Esperanto

Esperanto

El esperanto es un idioma creado en 1887 por el doctor L. Zamenhof con idea de que pudiera servir como lengua universal. Está compuesto por 28 letras. Cinco son vocales: a, e, i, o, u y 23 consonantes; de éstas hay 10 que se pronuncian como en español: b, d, f, k, l, m, n, p, s y t. Se trata de un alfabeto fonético, que se pronuncia tal y como se escribe y viceversa. No existen las letras dobles, por eso cuando dos letras aparecen contiguas se pronuncian de forma separada. Una palabra en esperanto tiene tantas sílabas como vocales. No hay acentos ortográficos, pero la sílaba tónica es siempre la penúltima, de manera que todas las palabras son llanas. Todos los sustantivos son singulares y no se dan géneros gramaticales.

Saludo en esperanto:

Kiel vi fartas? ¿Cómo estás?

Mi fartas tre bone. Estoy muy bien.

 

Federación Española de Esperanto

Rodríguez San Pedro, 13, 3º- 7

28015 Madrid

Tel: 914468079

info@esperanto.es

www.esperanto.es

¿Dudas que dudo?

¿Dudas que dudo?

Para un escéptico su doctrina es la duda y yo, dada mi condición, dudo mucho, muchísimo.

Como escritora soy autodidacta y transito frecuentemente por este camino, lo que no significa que carezca de maestros. El conocimiento se puede adquirir en todas partes, no necesariamente en un aula. Además, pienso que un escritor se define a través de sus maestros, por eso en mis obras están muchos de los autores a los que considero como tales. A otros les reconozco un mérito objetivo, sin embargo, no forman parte de mi profesorado. Es lo que me ocurre, por ejemplo, con Borges o Cervantes, grandes escritores en lengua castellana con los que no sintonizo porque no pensamos en la misma frecuencia. Pierre Louÿs, Kafka, Wilde o Quevedo, sí. Ellos son algunos de mis maestros.

Intento ser honesta con el lector y también conmigo misma en mis limitaciones. Por eso surge el conflicto creativo y dudo. Me falta fe en mí. No es difícil creer en cualquier ente que se halle fuera, Jesús, Buda, los elfos o Elvis… No les conoces. Sin embargo, de mí lo sé casi todo. Sé por qué, cómo, cuándo, cuánto, dónde fallo. Pese a todo, un escritor está obligado a creer en sí mismo, con una fe rara y la certeza absoluta de sus carencias. Quizá sea en las dudas donde consigo encontrar la fe para hacer bien mi trabajo.

 

Unamuno contra el catalán

Unamuno contra el catalán

“De Madrid hasta aquí, en un frío vagón de la Compañía MZA, consumimos, aburridos, los momentos durante los cuales unos cuantos provincianos de la villa y corte consumirían una uva simbólica en la Puerta del sol, ante el Ministerio del Desgobierno de este inestimable Estado…” Así describe Unamuno en las páginas de El Mercantil Valenciano su viaje en tren a Valencia la noche de fin de año de 1918. El entonces columnista de referencia de la histórica cabecera *Levante-EMV, llegó al Cap i Casal con parte de su familia para asistir a la boda de su primogénito, Fernando, con la joven María Rincón de Arellano, hija de un notario de la ciudad.

El catedrático aprovechó su estancia de cinco días en la costa mediterránea para impartir, la noche del sábado 4 de enero de 1919, una conferencia en el Ateneu Mercantil de València contra el independentismo catalán y la imposición en Cataluña de la enseñanza íntegramente en esta lengua. La multitud que llenaba el auditorio coronó sus palabras con una fuerte y memorable ovación que se prolongó durante varios minutos, según se relataba en el diario.

El mencionado discurso, en principio, iba a ser pronunciado en otro Ateneo, el de Madrid, pero la boda valenciana de la familia Unamuno propició un cambio de escenario. Pocas semanas antes, Manuel Azaña, que entonces era secretario de esta institución, le había invitado a esta tribuna de oradores. Una colección de cartas dirigidas a Azaña que ha adquirido el Ministerio de Cultura incluye una epístola del filósofo datada el 24 de diciembre de 1918. En este texto, el pensador comunica al futuro presidente de la República que no podrá intervenir en el Ateneo de Madrid “el día 3 o 5 de enero” porque en esas fechas se casaba en Valencia el mayor de sus nueve hijos.

Unamuno, que fue nombrado y destituido en tres ocasiones como rector de la Universidad de Salamanca, le explica a Azaña que su conferencia trataría “sobre la soberanía catalana en lo que respecta al uso de la lengua con consideraciones sobre el conflicto de dos culturas”. “Cataluña terminará, y muy pronto, por separarse de todo el Reino de España y constituirse en estado absolutamente independiente”, le advertía a Azaña. “Justo es, pues, que España pierda ahora a Cataluña. Y la perderá, no tengo ninguna duda de que la perderá… La federación solo es una hoja de parra”, añadía.

En su discurso impartido en el Ateneu de València, el filósofo defendió la enseñanza en castellano frente a las “lenguas regionales”. De la misma manera que Blasco Ibáñez y otros líderes progresistas, equiparaba democratización y castellanización. En una España donde el 52% de la población era analfabeta (según el censo de 1920), ser ciudadano suponía saber leer y escribir la lengua de Cervantes. Así, “en medio de grandes aplausos que iban interrumpiendo el discurso”, describe el diario, el orador recordó las palabras de “un sacerdote vasco que desde el púlpito de su iglesia decía: No enseñéis el castellano a vuestros hijos, porque esta lengua es el vehículo del liberalismo”. Desde la portada de El Mercantil, Unamuno se había convertido en un látigo de las miserias del régimen de la Restauración e incluso, en 1920, la Audiència de València le condenó a 16 años de prisión y a una multa de 1.000 pesetas por criticar desde su columna semanal a Alfonso XIII y a su madre, la reina María Cristina. Una pena de la que consiguió ser indultado después de que se provocara un escándalo nacional.

*Unamuno publicó en la primera página de El Mercantil Valenciano 308 artículos de opinión, desde 1917 hasta 1924, cuando el dictador Primo de Rivera le desterró a Canarias.

El arte de amargarse la vida

El arte de amargarse la vida

Querofobia: trastorno que hace que el individuo que la padece tenga un miedo inexplicable a todo aquello que le aporta alegría o le hace feliz.

 

“¿Qué puede esperarse de un hombre? Cólmelo usted de todos los bienes de la tierra, sumérjalo en la felicidad hasta el cuello, hasta encima de su cabeza, de forma que a la superficie de su dicha, como en el nivel del agua, suban las burbujas, dele unos ingresos para que no tenga más que dormir, ingerir pasteles y mirar por la permanencia de la especie humana; a pesar de todo, este mismo hombre de puro desagradecido, por simple descaro, le jugará a usted en el acto una mala pasada. A lo mejor comprometerá los mismos pasteles y llegará a desear que le sobrevenga el mal más disparatado, la estupidez más antieconómica, solo para poner a esta situación totalmente razonable su propio elemento fantástico de mal agüero. Justamente, sus ideas fantásticas, su estupidez trivial, es lo que querrá conservar...”

Estas palabras proceden de la pluma de un hombre, que Friedrich Nietzsche consideraba el más grande de los psicólogos de todos los tiempos, Feodor Mijailovich Dostoievski. En realidad solo dicen, aunque en un tono más elocuente, lo que la sabiduría popular sabe desde siempre: no hay nada más difícil de soportar que una serie de días buenos.

En el libro El arte de amargarse la vida, de Paul Watzlawick, es posible que el lector encuentre algo de sí mismo, a saber, su particular manera de convertir la comedia de su vida en un drama o en una tragedia, según sea su habilidad. La obra puede leerse medio en broma y medio en serio, pues incluso los menos avezados advertirán entre las líneas metáforas, chistes, anécdotas con guasa e ironía a raudales, que resultan infinitamente más eficaces que cualquier discurso solemne y sesudo a la hora de tratar las actitudes erróneas que nos condenan a la infelicidad.

Ha llegado el momento de destripar cuentos de hadas y doctrinas filosóficas que nos presentan la felicidad como el objetivo más apetecible de nuestra existencia. Demasiado tiempo de engaños y falsas promesas, ya es hora de cambiar nuestras ideas y dejar de creer que la búsqueda de la felicidad nos deparará felicidad.

Lo gracioso del caso es que el concepto de felicidad ni siquiera puede definirse. ¿Qué es felicidad? Las distintas ideologías y disciplinas del pensamiento no han logrado ponerse de acuerdo sobre el significado de este concepto aparentemente tan claro. Las opiniones siempre son dispares. Solo Terencio Varrón encontró 289 pareceres, sumémosles el criterio de Aristóteles, Agustín…, el de todos los enamorados del mundo. La cantidad de definiciones rozaría casi casi el infinito.

Nuestro mundo corre el peligro de anegarse con el diluvio de recetas para ser feliz que nos ofrecen expertos psicólogos, filósofos y psiquiatras, y un sin par número de aficionados que reparten por doquier sus consejos de autoauyuda. Sin embargo, cada cual busca su desdicha como mejor puede. En esta labor nos manejamos todos con mayor o menor soltura, pero aún son legión los que necesitan consejo para agravar sus males. Es a ellos a quienes se dedica El arte de amargarse la vida, un manual de iniciación. Porque llevar una vida amargada es algo que puede lograr cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende, no basta con la experiencia personal que puedan aportar un par de contratiempos, y el libro pone a disposición del lector los mecanismos más útiles y seguros para conseguirlo.

 

Biblioteca sin libros

Biblioteca sin libros

La universidad estadounidense de San Antonio, Texas, se abrió en 2010 y es la primera biblioteca del país sin libros. Ofrece espacio para 80 personas y contiene más de 425.000 libros electrónicos, también está suscrita a más de 18.000 publicaciones periódicas en formato digital. Una de las principales ventajas es que todos los que quieran pueden leer el mismo libro simultáneamente. La universidad tiene previsto cargar colecciones de textos en tabletas y lectores electrónicos para que los estudiantes los tomen en préstamo y se los lleven a su casa. Sin duda, un acierto de propuesta.

San Antonio Public Library

Sylvia Plath

Sylvia Plath

El 11 de febrero de 1963, Sylvia Plath, cansada de vivir, abrió la llave del gas y metió la cabeza en el horno para poner fin a su existencia. Su muerte apenas trascendió, en aquel momento todavía no era conocida en el mundo literario. Solo había publicado un libro, The Colossus, que no tuvo demasiado éxito.

Fue una gran poetisa, víctima de la soledad, del ambiente hipócrita que se vivía en Estados Unidos durante los años 50 y de un perfeccionismo obsesivo y paranoide que la forzaba a agradar a los demás, a superarse a sí misma: “El no ser perfecta, me hiere”, a lograr lo máximo en cada verso.

Su atracción por la muerte pudo iniciarse a los diez años, el fallecimiento de su padre la marcó poderosamente. Diez años después intentó suicidarse y una década más tarde lo consiguió.

 

Morir

Es un arte, como cualquier otra cosa.

Yo lo hago excepcionalmente bien.

Lo hago por sentirlo hasta las heces.

Lo hago para sentirlo real.

Podemos decir que poseo el don.

Es fácil ejecutarlo en una celda.

Es muy fácil hacerlo y guardar la compostura.

Es teatral.

La intensidad poética de Sylvia Plath ha hecho de ella un mito literario. En 1982 se le concedió el Premio Pullitzer de poesía a título póstumo por la antología Poemas completos.

Feliz bicentenario Mr. Dickens

Feliz bicentenario Mr. Dickens

Mendigos, avaros, huérfanos abandonados a su suerte, trabajadores explotados, jefes negreros… Son personajes que malviven en un Londres reino de la miseria, el escenario en el que transcurren las novelas de Charles Dickens (1812-1870). Por suerte, las novelas dickensianas no se quedan en el retrato atroz de la desgracia, el autor ofrece siempre una redención casi idílica, confiaba en que todos podemos ser mejores personas de lo que somos y afirmó: "El hombre nunca sabe de lo que es capaz hasta que lo intenta".