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Cierzo

El arte de amargarse la vida

El arte de amargarse la vida

Querofobia: trastorno que hace que el individuo que la padece tenga un miedo inexplicable a todo aquello que le aporta alegría o le hace feliz.

 

“¿Qué puede esperarse de un hombre? Cólmelo usted de todos los bienes de la tierra, sumérjalo en la felicidad hasta el cuello, hasta encima de su cabeza, de forma que a la superficie de su dicha, como en el nivel del agua, suban las burbujas, dele unos ingresos para que no tenga más que dormir, ingerir pasteles y mirar por la permanencia de la especie humana; a pesar de todo, este mismo hombre de puro desagradecido, por simple descaro, le jugará a usted en el acto una mala pasada. A lo mejor comprometerá los mismos pasteles y llegará a desear que le sobrevenga el mal más disparatado, la estupidez más antieconómica, solo para poner a esta situación totalmente razonable su propio elemento fantástico de mal agüero. Justamente, sus ideas fantásticas, su estupidez trivial, es lo que querrá conservar...”

Estas palabras proceden de la pluma de un hombre, que Friedrich Nietzsche consideraba el más grande de los psicólogos de todos los tiempos, Feodor Mijailovich Dostoievski. En realidad solo dicen, aunque en un tono más elocuente, lo que la sabiduría popular sabe desde siempre: no hay nada más difícil de soportar que una serie de días buenos.

En el libro El arte de amargarse la vida, de Paul Watzlawick, es posible que el lector encuentre algo de sí mismo, a saber, su particular manera de convertir la comedia de su vida en un drama o en una tragedia, según sea su habilidad. La obra puede leerse medio en broma y medio en serio, pues incluso los menos avezados advertirán entre las líneas metáforas, chistes, anécdotas con guasa e ironía a raudales, que resultan infinitamente más eficaces que cualquier discurso solemne y sesudo a la hora de tratar las actitudes erróneas que nos condenan a la infelicidad.

Ha llegado el momento de destripar cuentos de hadas y doctrinas filosóficas que nos presentan la felicidad como el objetivo más apetecible de nuestra existencia. Demasiado tiempo de engaños y falsas promesas, ya es hora de cambiar nuestras ideas y dejar de creer que la búsqueda de la felicidad nos deparará felicidad.

Lo gracioso del caso es que el concepto de felicidad ni siquiera puede definirse. ¿Qué es felicidad? Las distintas ideologías y disciplinas del pensamiento no han logrado ponerse de acuerdo sobre el significado de este concepto aparentemente tan claro. Las opiniones siempre son dispares. Solo Terencio Varrón encontró 289 pareceres, sumémosles el criterio de Aristóteles, Agustín…, el de todos los enamorados del mundo. La cantidad de definiciones rozaría casi casi el infinito.

Nuestro mundo corre el peligro de anegarse con el diluvio de recetas para ser feliz que nos ofrecen expertos psicólogos, filósofos y psiquiatras, y un sin par número de aficionados que reparten por doquier sus consejos de autoauyuda. Sin embargo, cada cual busca su desdicha como mejor puede. En esta labor nos manejamos todos con mayor o menor soltura, pero aún son legión los que necesitan consejo para agravar sus males. Es a ellos a quienes se dedica El arte de amargarse la vida, un manual de iniciación. Porque llevar una vida amargada es algo que puede lograr cualquiera, pero amargarse la vida a propósito es un arte que se aprende, no basta con la experiencia personal que puedan aportar un par de contratiempos, y el libro pone a disposición del lector los mecanismos más útiles y seguros para conseguirlo.

 

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