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Cierzo

Manifiesto surrealista

Manifiesto surrealista

Vivimos aún bajo el imperio de la lógica, aunque sus métodos ya solo sirven hoy en día para resolver problemas secundarios. El racionalismo absoluto, que por inercia arrastramos, solo sirve para sopesar hechos estrechamente ligados a la experiencia. Los fines mismos de la lógica se nos escapan. Por otro lado, sobra decir que la experiencia se ha revelado acotada: atrapada en una jaula, se revuelve, teniendo difícil huida. La experiencia se basa, ella también, en la utilidad inmediata, siempre vigilada por el sentido común. So pretexto de civilización, amagando progreso, hemos desterrado de la mente todo cuanto, lo sea o no, se considera superstición, quimera; hemos proscrito toda búsqueda de la verdad que no se ajuste a los métodos al uso. Fruto, aparentemente, de la casualidad se ha revelado recientemente un aspecto de la vida intelectual _a mi juicio, de lejos, el más importante_ que se pretendía dejar inadvertido. Se lo debemos a los descubrimientos de Freud. Basándose en ellos, se está conformando una opinión gracias a la cual el explorador de lo humano podrá ampliar sus investigaciones e ir más allá de las realidades primarias. Quizá, la imaginación esté a punto de rescatar sus derechos. Si las profundidades de nuestra mente albergan extrañas fuerzas capaces de aumentar la superficie, o de luchar victoriosamente contra ellas, todo indica que interesa captarlas, captarlas primero para luego someterlas, si procede, al dominio de la razón. Hasta los analistas saldrían ganando. Pero conviene tener presente que ningún método parece a priori más adecuado para acometer la tarea; que hasta que no se demuestre lo contrario tanto poetas como sabios pueden abordarla y el éxito de la misma no depende del camino, más o menos caprichoso, que se escoja.

 

*Fragmento de ¿Qué es el surrealismo? Conferencia pronunciada en Bruselas por André Breton el día 1 de junio de 1934 en convocatoria pública organizada por los surrealistas belgas.

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