Sinde la lía
La ministra de Cultura, Ángeles González Sinde dijo: El oficio de literato no es un eximente para los que con sus palabras, por muy hábilmente que estén ordenadas, ofenden, menosprecian, se saltan las reglas de la convivencia y pisan peligrosamente valores como la igualdad y la no discriminación. Sus palabras aludían al escritor Sánchez Dragó por literaturizar sus escarceos íntimos con unas “zorritas” de 13 años en Japón. Luego Leire Pajín intervino para darle soporte: “Ni la literatura ni ningún tipo de expresión artística puede justificar un comportamiento absolutamente inaceptable”. Estas recomendaciones suprimirían el 80% de la literatura universal. García Márquez, Miller, Genet, Rabelais, Nabokov… Sus libros darían trabajo a la policía de Farenheit 451. Céline fue un nazi declarado. Thomas Mann, un antisemita confeso. Sade, un libertino. Wilde, homosexual. Doyle, cocainómano. Rimbaud, de moral laxa. Bukowski, borracho. Cinco premios Nobel fueron alcohólicos: Lewis, O’Neill, Faulkner, Hemingway y Steinbeck. Otros escritores también alcanzaron la fama entre vapores etílicos: Fitzgerald, Tennessee Williams, Truman Capote, etc. Ninguno tuvo un comportamiento ejemplar, así que ellos y sus libros, a la hoguera. ¿Qué quedaría en las bibliotecas?
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