Libros de autoayuda
Por ingenuos que parezcan sus planteamientos, los libros de autoayuda viven un boom. Fish, la eficacia de un equipo radica en la capacidad de motivación. Winner, el triunfador no nace, se hace. La paradoja, la verdadera esencia del liderazgo, La ley de Murphy, Más Platón y menos Prozac, Cómo alcanzar la perfección. Cómo generar grandes ideas, Aprenda a organizarse... Estas obras ofrecen remedios para casi todos los problemas.
Se acusa a los autores de libros de autoayuda de ser unos listillos en busca de dinero fácil, de vender como panacea unas ideas que están incluidas en el sentido común más elemental. Quién sabe cuántos lectores han logrado triunfar, ser líderes, ser perfectos, dejar de fumar, curarse una depresión, hacerse millonarios... gracias a estos libros, pero las ventas siguen subiendo.
Los libros de autoayuda son un engañabobos, cualquier persona medianamente inteligente sabe que la solución a sus problemas no está entre unas páginas adobadas de filosofía barata y buenas intenciones que prometen el oro y el moro. Los grandes retos que nos plantea la vida, las dificultades que hemos de superar constantemente, dependen de multitud de circunstancias personales y ambientales, y resulta imposible que puedan recogerse en un libro de planteamientos tan genéricos que no contempla las particularidades de cada individuo.
Triunfar en los negocios no es igual de sencillo para un obrero en paro que para un economista de Wall Street, para una persona que vive en Suecia o para otra que vive en una mísera aldea de Guinea, no todos tenemos las mismas posibilidades y las mismas capacidades para llegar a idéntica meta. Estos libritos hacen que cualquier objetivo parezca fácil de alcanzar y esto es bueno, infundir ilusión y esperanza en alguien que se siente hundido o abrumado por sus desgracias puede ejercer un efecto positivo en el lector, aunque a la vez puede dejarle frustrado cuando ese dorado trofeo que le prometieron se queda en un espejismo.
Los libros de autoayuda son un engañabobos, cualquier persona medianamente inteligente sabe que la solución a sus problemas no está entre unas páginas adobadas de filosofía barata y buenas intenciones que prometen el oro y el moro. Los grandes retos que nos plantea la vida, las dificultades que hemos de superar constantemente, dependen de multitud de circunstancias personales y ambientales, y resulta imposible que puedan recogerse en un libro de planteamientos tan genéricos que no contempla las particularidades de cada individuo.
Triunfar en los negocios no es igual de sencillo para un obrero en paro que para un economista de Wall Street, para una persona que vive en Suecia o para otra que vive en una mísera aldea de Guinea, no todos tenemos las mismas posibilidades y las mismas capacidades para llegar a idéntica meta. Estos libritos hacen que cualquier objetivo parezca fácil de alcanzar y esto es bueno, infundir ilusión y esperanza en alguien que se siente hundido o abrumado por sus desgracias puede ejercer un efecto positivo en el lector, aunque a la vez puede dejarle frustrado cuando ese dorado trofeo que le prometieron se queda en un espejismo.
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