La sonrisa de George
Miro el reloj. Tres horas por delante. La clausura en este sucio cubículo resultaría mortal de no ser por su sonrisa. Un balance que no cuadra ni a tiros. Facturas que vencen. El teléfono y una voz de pito que reclama solución inmediata a su problema. Sólo su sonrisa me redime de la condena del pluriempleo. Clientes que repiten una vez, y otra, y otra, y otra… la misma canción. Las saetas que se mueven a cámara lenta. La impresora que se come el papel y lo escupe chorreando tinta. El jefe de morros porque los impagos de este mes torpedean las ganancias de la empresa. Los compañeros calcinados por las exigencias de unos y otros. Y esa sonrisa cómplice y compasiva iluminando mi tenebroso universo. ¿Entiendes ahora por qué llego a la noche tan cansada? La sonrisa se ensancha. ¡Ah…! Sin esa sonrisa de ánimo, el infierno sería aún peor. No sé qué haría sin ella. Sin la sonrisa de George (Clooney).
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