El diablo
Los científicos han borrado de las tablas del reino animal a todos los basiliscos, hipogrifos y dragones. El bestiario del demonio ha sido condenado al estante de literatura fantástica. Hoy casi nadie cree en el diablo, lo cual para éste supone una enorme ventaja. No creo en el diablo, afirmaba André Gilde, pero sé que el diablo desea que no crea en él. Si ya no hay basiliscos ni hipogrifos ni dragones, ¿dónde podría encarnarse ahora el demonio? Él no desdeña ningún lugar, pero tiene sus preferencias. Quizá hoy se esconda dentro de un volumen de crítica histórica sobre mitos y creencias medievales. El diablo no es conservador ni progresista, sólo es contemporáneo.
0 comentarios