Cuida tus palabras
·Tus palabras son la imagen de ti mismo: de lo que piensas, sientes y haces, y te delatan. Tenlo siempre presente.
·Los demás necesitan la bondad de tus palabras. El otro te siente vivamente en lo que dices y en cómo se lo dices.
·Procura que las palabras que utilices sean respetuosas, amables y justas. Que sirvan para tender puentes, no para levantar muros. Siempre para construir.
·Elige el momento y el lugar más oportuno para hablar. Hazlo siempre con ánimo sereno y si no te controlas, cállate.
·Piensa bien lo que vas a decir y prevé de antemano las posibles consecuencias en los demás del contenido de tus palabras y del tono en que las pronuncias. No te olvides de cómo es esa persona a la que te diriges.
·Habla con tanta sencillez y naturalidad que cualquiera pueda entenderte.
·Hay palabras que hieren con su filo más que una daga y golpean la autoestima con más contundencia que un bastón de hierro. Prométete no recurrir a la violencia verbal.
·Tus palabras pueden convertirse en la mejor carta de presentación y en el más eficaz y convincente argumento.
·Las palabras, si son positivas, afectuosas y llenas de esperanza son una tabla de salvación para muchos.
·Escribe en lugar visible las frases que consideres más bellas y profundas hasta que se hagan realidad en tu vida.
·Hay palabras letales que humillan, deprimen y matan el alma. Jamás las pronuncies.
·No olvides que las palabras tienen consecuencias, y sus efectos positivos o negativos vuelven a quien las pronunció.
Texto remitido por Anna
·Los demás necesitan la bondad de tus palabras. El otro te siente vivamente en lo que dices y en cómo se lo dices.
·Procura que las palabras que utilices sean respetuosas, amables y justas. Que sirvan para tender puentes, no para levantar muros. Siempre para construir.
·Elige el momento y el lugar más oportuno para hablar. Hazlo siempre con ánimo sereno y si no te controlas, cállate.
·Piensa bien lo que vas a decir y prevé de antemano las posibles consecuencias en los demás del contenido de tus palabras y del tono en que las pronuncias. No te olvides de cómo es esa persona a la que te diriges.
·Habla con tanta sencillez y naturalidad que cualquiera pueda entenderte.
·Hay palabras que hieren con su filo más que una daga y golpean la autoestima con más contundencia que un bastón de hierro. Prométete no recurrir a la violencia verbal.
·Tus palabras pueden convertirse en la mejor carta de presentación y en el más eficaz y convincente argumento.
·Las palabras, si son positivas, afectuosas y llenas de esperanza son una tabla de salvación para muchos.
·Escribe en lugar visible las frases que consideres más bellas y profundas hasta que se hagan realidad en tu vida.
·Hay palabras letales que humillan, deprimen y matan el alma. Jamás las pronuncies.
·No olvides que las palabras tienen consecuencias, y sus efectos positivos o negativos vuelven a quien las pronunció.
Texto remitido por Anna
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