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Cierzo

Te veo...

Te veo en medio del laberinto, desorientado, entre Ariadna y el Minotauro. Las noches sin estrellas pueden ser muy bellas si la oscuridad no te espanta. Entre la multitud de senderos, elegir uno, cualquiera, todos llevan al mismo destino: la muerte. Qué importa si zigzagueamos o andamos en línea recta, ¿importa el camino? ¿importa la meta? La única sabiduría que cuenta es la nuestra, lo que otros saben, lo que otros ignoran, forma parte de su bagaje. Cada cual ha de portar su propio equipaje. Los gurús prenden fuegos de artificio, pero tras la explosión de color, apenas un destello, vuelve la negrura. La única luz que nos guía es la que arde en el corazón. A veces nos sentimos perdidos, atropellados por la vida, que gira y gira incesante. Nada concluye, el mundo sigue, con nosotros, sin nosotros, contra todos. El paisaje más triste y desolado es un festival cuando aparece una estrella. Esa estrella eres tú para mí, yo para ti, él para nosotros. Apenas un segundo de dicha fugaz antes de partir de nuevo, solos, pero con esa llama que nos dejaron aquellos a los que amamos.

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