Apocalipsis
La confusión vital no es el estado de ánimo más adecuado para afrontar el confuso periodo histórico que nos toca vivir. El Primer Mundo se desploma como proyecto de prosperidad y libertad. La población se ha vuelto adicta a las compras y al sexo sin sensualidad, la imagen ha sustituido a las palabras como lenguaje mayoritario y los libros son objetos anticuados. El mundo que conocemos se colapsa. Se privatiza la sanidad y la educación. La sede de la ONU es un centro comercial. Los pobres y los viejos no son rentables, así que se establece un programa oculto para “deshacerse” de ellos. La censura se extiende, los opositores políticos se eliminan. Las protestas llenan las calles de gente desesperada. El mundo es un caos controlado por mafiosos y a merced de las veleidades de mercados y políticos.
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