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Cierzo

La derrota en Iraq

Las fuerzas armadas de Estados Unidos han sufrido más de 1.000 muertes y decenas de miles de heridos. Se calcula que han muerto cerca de 100.000 iraquíes. El coste en vidas y recursos sigue subiendo cada día. Se aproximan las anunciadas elecciones iraquíes y la guerra contra el invasor yanqui se torna guerra civil; suníes contra chiítas, chiítas contra kurdos. Toda transferencia real de poder, incluso para redactar una Constitución, representa una amenaza para cada una de las facciones.

En enero, haya elecciones en Iraq o no, se impone dar solución a grandes cuestiones. ¿Permanece Estados Unidos, con el coste en tropas, vidas y recursos que esto representa, o se va? El presidente Bush pedirá al Congreso 70.000 millones de dólares más para Iraq y Afganistán la próxima primavera, a la vez que propone recortes generales en educación y sanidad. Pretende suprimir las becas universitarias Pell para 90.000 estudiantes, tal vez con la intención de cubrir el cupo de reclutamiento para el ejército.

Los estadounidenses se vuelven poco a poco más escépticos. Según un sondeo reciente de CBS/The New York Times, la mayoría de los norteamericanos desaprueban cómo ha manejado el presidente la situación en Iraq, piensan que ir a la guerra fue un error porque aumenta la inseguridad y no la seguridad y desean que tras las elecciones las tropas empiecen a volver a casa, pero el presidente sigue empecinado en crear una democracia en Iraq, lo que exigiría estacionar tropas en la zona durante una década o más. Las bases que está construyendo Estados Unidos son permanentes, no provisionales.

Hay un límite de muertos aceptable para una sociedad y hay un límite de dinero que está dispuesta a pagar. Sobrepasado este límite, Estados Unidos tendrá que retirarse, como ya han empezado a hacer sus colaboradores. Las cruzadas idealistas jamás han funcionado. La democracia no se implanta por las armas sino por el autogobierno de las urnas y este error supondrá para los norteamericanos una derrota dolorosa. La guerra ya está perdida y cuando se consume la derrota, el caos reinará en todo el Golfo Pérsico, la única reserva de petróleo barato del planeta y eje de la economía mundial. Una vez fuera los marines, Al Qaeda proclamará su victoria y los islamistas más radicales extenderán su control por Arabia Saudí, Kuwait... ¿Con quién se podrá dialogar entonces?

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