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Cierzo

Sobrevive en la selva laboral de los hombres

Sobrevive en la selva laboral de los hombres Relaciones con los compañeros:

-No te vistas de manera llamativa para ir a la oficina, pensarán que eres un putón verbenero que solo busca ligar. Tampoco te pongas hábitos de ursulina, darás la impresión de ser una bruja amargada y sin ningún encanto. El vestuario ideal es aquél que te favorece sin atraer las miradas al imán de tus pechos o tu trasero.

-No te disculpes por tus errores, creerán que eres insegura y no sabes lo que haces. Ellos se equivocan y rectifican, jamás se excusan.

-Procura seguir su ritmo acelerado de laboriosidad o llegarán a la conclusión de que no estás a su altura.

-Recuerda siempre que trabajas “con” hombres, no “para” hombres. Prepárales el café un día y te habrás adjudicado la tarea de por vida.

-No toleres que te interrumpan en el uso de la palabra. Ellos se atropellan por transmitir su mensaje y no te darán ocasión de meter baza en la conversación. Si es tu turno, aprovéchalo y expón tus ideas hasta el final.

-No comentes que has dejado a tu hijo enfermo al cuidado de la canguro o que tienes la pila llena de platos por fregar, confirmarás su teoría de que las mujeres donde mejor están es en su casa.

-Que no te pille desprevenida su competitividad. Tú vas a la oficina a trabajar, ellos a trepar por la escalera del éxito. Prepárate para recibir puñaladas traperas y para devolver golpes bajos.

-Jamás de los jamases dejes en evidencia a un compañero demostrando que eres más inteligente o estás más capacitada que él para un puesto. No solo no te lo perdonará el macho en cuestión, los hombres son gregarios y todos te odiarán porque supones una amenaza para ellos. Te habrás ganado un montón de enemigos.

-Cuidado con intimar, en especial con el jefe. Escoger pareja sentimental entre los compañeros de trabajo no es buena idea. Al finalizar el idilio, el ambiente queda emponzoñado y hay que seguir compartiendo 7 horas diarias con el tipo que te ha roto el corazón.

-Los hombres son directos, no saben leer entre líneas ni descifrar las insinuaciones, sólo comprenden la literalidad. Al hablar con ellos, ve al grano de forma clara y explícita, expresa abiertamente cuáles son tus expectativas y tus objetivos o no te entenderán.

-Nunca emplees las armas guerreras de tus colegas. Ser dinámico, agresivo y contundente son virtudes en un hombre, pero estas mismas cualidades en una mujer la convierten a los ojos de los varones en una arpía.

-Ni se te ocurra pedirles ayuda, espera a que te la ofrezcan. Si solicitas que te echen una mano, te tomarán por una oligofrénica profunda que no merece el cargo que desempeña. Deja que tus compañeros te vean apurada y siempre habrá algún caballero andante que acudirá en tu rescate. Aceptando sus sabios consejos aumentarás su ego y, de paso, solventarás tu papeleta.

-Cuando los hombres se hallan en grupo desarrollan conductas tribales, no lo pueden remediar. Si eres la única mujer de la empresa, tus compañeros te protegerán, te ayudarán, te explicarán las cosas mil veces como si fueras idiota, se mostrarán amables y serviciales... No te equivoques, no intentan ligar contigo, se les ha despertado el instinto de macho protector y rivalizan entre ellos por ser el mejor en este cometido.

-No llores, no te lamentes ni te quejes ante tus compañeros o te colgarán la etiqueta de histérica incapaz de controlar sus emociones. Llora en el lavabo y reserva tus dramas personales para tu mejor amiga.

-Si estás embarazada, no caigas en la tentación de dejarte mimar ni consientas que te traten como a una inválida. Los hombres se sentirán desorientados, hazles saber que no estás enferma y que la gestación no te impide usar el cerebro.

Capítulo aparte, el jefe:

-No te han contratado para ser el hada madrina de tu jefe, la que siempre complace sus deseos: comprarle flores a su mujer, retocarle el nudo de la corbata antes de una reunión, pedir hora de visita para su perro en la clínica veterinaria, cancelar una cita personal con sus amigos, buscarle las gafas cuando no las encuentra... Tu cometido en la empresa no es hacerle la vida más fácil.

-Si el jefe te cuenta un problema, no es para que se lo resuelvas, solo busca una sustituta de su madre o de su esposa que le comprenda y le anime. Guárdate de demostrarle que eres más lista que él.

-Para llegar a ser alguien en la empresa, huye del jefe protector, de ése que te dice: “No sé qué haría sin ti”, “Qué jersey tan bonito” y te considera como de la familia. No te ascenderá porque le resultas imprescindible en tu puesto de “florero” o de “hijita amable”.

-Dispones de todos los números para caerle mal a la mujer de tu jefe, sobre todo si eres más joven, más atractiva y tienes un brillante currículo profesional. Para ella serás una rival. Obra con cautela cuando asome por la oficina y dale evidencias de que no destrozarás su matrimonio.

-Evita mantener un romance con tu jefe, por mucho empeño que pongas en ocultarlo, estos asuntos acaban siendo del dominio público. Los compañeros te tacharán de oportunista y aprovechada y te harán la vida imposible. Tú siempre perderás más que él.

-El despotismo merece rebelión, nunca sumisión. Seguro que tus compañeros no consienten que el jefe, por muy jefe que sea, los pisotee. Ponte en tu lugar, por ser mujer no has de aguantarlo todo con una sonrisa, quizá sea lo que se espera de ti, pero ésta no debe ser tu actitud.

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