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Cierzo

Ser religioso no significa ser bueno

Ser religioso no significa ser bueno

Si la existencia de Dios, independientemente de que sea judío, cristiano o musulmán, previniera, por poco que fuera, del odio, la mentira, la violación, el pillaje, la inmoralidad, la extorsión, el perjurio, la violencia, el menosprecio, la maldad, el crimen, la corrupción, la perfidia, el falso testimonio, la depravación, la pedofilia, el infanticidio, la canallada y la perversión, habríamos visto, no a los ateos (pues son considerados intrínsecamente viciosos) sino a los rabinos, sacerdotes, papas, obispos, pastores, imanes y con ellos a sus fieles, a todos sus fieles, que suman mucha gente, practicar el bien, sobresalir en la virtud, dar ejemplo y demostrar a los “perversos” que no tienen Dios que la moralidad está de su lado: que respetan escrupulosamente los Mandamientos y obedecen las consignas de las suras; por tanto, no mienten, no roban ni violan, no difunden falsos testimonios, ni matan, y todavía menos fomentan atentados terroristas en Manhattan, expediciones punitivas en la franja de Gaza o no encubren los actos de sus sacerdotes pedófilos. Entonces veríamos que a su alrededor los fieles se transforman gracias a su comportamiento intachable y ejemplar. Pero en vez de eso…

Por tanto, que nunca más se asocie el mal de este planeta al ateísmo. La existencia de Dios, en mi opinión, ha generado en su nombre muchas más batallas, masacres, conflictos y guerras a lo largo de la historia que serenidad, amor al prójimo, perdón de los pecados o tolerancia. Por lo que yo sé, los papas, los príncipes, los reyes, los califas y los emires no han brillado mayoritariamente por su virtud, hasta el punto que Moisés, Pablo y Mahoma sobresalían, respectivamente, en el asesinato, las palizas o las razias, algo que demuestran sus biografías. Quizás estos actos puedan considerarse como variaciones sobre el tema del amor al prójimo.

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