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Cierzo

Estamos de un susceptible...

Estamos de un susceptible...

El lunes, día 19, el diario El Mundo publicó en su portada la foto de dos mujeres que van de compras por un centro comercial de Alcobendas (Madrid) con la cara cubierta.

La imagen puede parecer insólita para quien no está familiarizado con la indumentaria que usan las mujeres musulmanas: chador, burka, hijab, niqab, pero no es más insólita que los coloristas vestidos que utilizan las gambianas o las sandalias con calcetines que suelen usar los turistas británicos que nos visitan.

Les ha faltado tiempo a las voces bienintencionadas para alzarse contra lo que consideran una humillación para la mujer y un atentado a su dignidad, a los derechos humanos y a nuestras reglas de convivencia. Otros abogan porque se prohíba legalmente este tipo de vestimenta, para eso vivimos en un estado democrático, para imponer nuestras costumbres por decreto ley.

En Francia, el país de la libertad, la igualdad y la fraternidad, se aprobó una ley hace tres años que prohibía el velo y los signos religiosos ostensibles en las escuelas públicas. En Italia también se reclama una ley que prohíba el uso del velo, así como en Holanda o en Reino Unido. ¿Por qué no puede una mujer vestir como quiera si elige libremente su atuendo? El uso del velo para las mujeres era una costumbre común entre los judíos desde tiempos inmemoriales, la Biblia lo menciona, y ya existía entre los árabes antes incluso que el Islam.

En Alemania, sin ir más lejos, se recuerdan los estereotipos del bigote en los hombres y del pañuelo de cabeza de las mujeres inmigrantes que fueron allí a trabajar a mediados del siglo pasado. Entonces el aspecto no marcaba las diferencias culturales en modo alguno, era el reflejo de la clase social a la que se pertenecía. Vivimos tiempos en que la globalización se nos antoja amenazadora, los instrumentos políticos para reglamentarla no están claros y sufrimos un repliegue de carácter nacionalista. Las fuerzas populistas, sean de derecha o de izquierda, que propugnan la defensa social de la población originaria, pueden conseguir la desestabilización de nuestras sociedades.

Para saber algo más sobre la situación de la mujer musulmana actual: La Revolución Igualitaria del Islam por Jadicha Candela

* Foto El Mundo

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