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Cierzo

Palestina

Palestina

Lo que veo me repugna, no sé si más que la pasividad del mundo frente a esta realidad obscena que dura ya tanto que hemos olvidado que existe, que hay miles de palestinos al límite de la resistencia, que ya no pueden más, que no tienen opciones.

El reportaje que emite un canal internacional de televisión muestra una realidad que no sale en los asépticos noticiarios. Barrios miserables habitados por fantasmas sin esperanza, niños, grupos de niños que juegan a la guerra y que han perdido la sonrisa. Sus ojos negros son un infinito abismo sin luz y sus rostros... no son de niño, son de adultos prematuros que conviven con la violencia y con la muerte cada día, de la mañana a la noche.

Pocas casas permanecen intactas, todas presentan heridas de una intifada que ha costado la vida a más de 4.000 palestinos. Los soldados israelíes se pasean en sus tanquetas fusil en mano, son soldados muy jóvenes, chavales que tendrían que estar en el instituto o en la universidad. Algunos tienen las caras del verdugo, con el miedo y la venganza pintándoles un rictus de superioridad.

Prisioneros en su propia tierra, los palestinos hacen cola ante alambradas de espino, son cacheados uno a uno, cualquiera de ellos puede ser terrorista, pero todos son gente humillada: mujeres que van a comprar, ancianos que pretenden atravesar la calle para volver a casa, críos atemorizados por los perros que buscan explosivos...

El bloqueo económico de la comunidad internacional condena al pueblo palestino a una muerte lenta. Los esfuerzos de todos parecen encaminados a hacer inviable un estado palestino; 74, de un total de 130, diputados electos no puede acudir al parlamento palestino en Ramallah; otros 34 diputados y varios ministros del gobierno se encuentran en prisión y sin poder intervenir en el parlamento. Por si esto fuera poco, el muro del apartheid gana terreno y provoca guetos: Nablus, Ramallah, Hebrón... ¿Qué clase de vida tienen los 4 millones de palestinos que resisten en Gaza y Cisjordania? Occidente impone las reglas y cuando Hamas las acepta y gana las elecciones, el resultado democrático no es aceptado por las grandes potencias.

En las cárceles de Israel hay encerrados 9.075 palestinos, 345 son menores y 738 presos no conocen los cargos que se les imputan. Sus familias no pueden visitarles ni saben de ellos. Las madres lloran desconsoladas mostrando sus retratos a las cámaras, quizás sus hijos estén muertos. ¡Mierda! Las lágrimas de esas mujeres deberían ser latigazos en nuestras conciencias, pero nos dejan indiferentes. Los pequeños se esconden tras la madre destrozada, en sus ojos de azabache húmedo hay incomprensión y tristeza. ¿Qué otra cosa pueden ser esos niños sino "terroristas"? En cuento tengan fuerza empuñarán un arma y saldrán a la calle con la rabia incendiándoles la sangre. No tienen absolutamente nada que perder.

 

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