Blogia
Cierzo

Año nuevo, agenda nueva

Año nuevo, agenda nueva

Abro mi agenda Moleskine del 2006 con una mezcla de inquietud y de ilusión. Nunca he organizado mis días porque no planifico mi vida más allá del instante que vivo y mi memoria aún no anda tan mal como para tener que anotar citas o compromisos. Así que ¿tiene sentido este inventario? Sólo puedo afirmar que una fuerza misteriosa me movió a comprar la agenda. Ante el mostrador de la papelería, sentí que el destino me depararía algo digno de mención en los próximos meses y mi intuición nunca falla. Espero que lo que haya de venir sea bueno.

 

En la primera página he pegados dos fotos, un océano paradisíaco en Tailandia y, justo debajo, un mar gris manchado de chapapote. En la página de al lado once rostros anónimos: un anciano chino, un policía palestino, un niño budista, un travesti, un samoano, una viejecita india… Junto al cuadernillo de direcciones está la foto de una mujer afgana que camina con su burka por un desolado paisaje de tierra árida, ella me recordará lo afortunada que soy, pese a ser mujer.

 

Empiezo el año con una sonrisa que pretende ponerle al mal tiempo buena cara, es un adhesivo rojo, un “smile” que contagia su alegría. Me dispongo a escribir. Me gusta escribir, es un signo de vida, una muestra de que me intereso por algo, aunque lo que escriba no tenga más objeto que adentrarme en el abismo. Cualquier cosa es mejor que la vida vegetativa. Durante el tiempo que dure esta historia, durante un año, anotaré las cosas que merezca la pena recordar. Y para tenerla siempre presente, ahí va mi filosofía personal, que no se basa en ideales huecos y nobles como libertad, justicia o verdad, sino en realidades más prosaicas: Voluntad, elección que me mueve a hacer algo; sabiduría, para hacerlo bien y paciencia, para conseguir mis metas.

0 comentarios