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Cierzo

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-Bajo el arte del hombre, la naturalidad deja sentir la naturaleza.

-De nuestro cuerpo, al que perpetuamente afluyen tantas molestias y placeres, no tenemos una silueta tan nítida como la de un árbol, una casa o un paseante.

-Los rasgos de nuestro rostro no son sino gestos que la costumbre ha hecho definitivos. La naturaleza, como la catástrofe de Pompeya, como la metamorfosis de una ninfa, nos ha inmovilizado en el movimiento.

-El cuerpo encierra al espíritu en una fortaleza; muy pronto la fortaleza se ve asediada por todas partes y al fin el espíritu tiene que rendirse.

-El hombre es el ser que no puede salir de sí mismo, que no conoce a los demás más que en sí mismo, y al decir lo contrario, miente.

-Todos somos malos actores, o el prójimo un buen fisonomista.

-El plagio humano más difícil de evitar para los individuos, e incluso para los pueblos que perseveran en sus defectos y los agravan, es el plagio de sí mismo.

-Sólo conocemos la vida de los demás a partir del día en que hemos sufrido por su causa.

-El universo es verdadero para todos nosotros y diferente para cada uno.

-Cada uno llama ideas claras a aquellas que tienen el mismo grado de confusión que las suyas propias.

-El testimonio de los sentidos es también una operación de la mente en que la convicción crea la evidencia.

-Se oye retrospectivamente cuando se ha comprendido.

-Es la razón lo que nos abre los ojos; un error disipado nos da un sentido más.

-Allí donde la vida levanta muros, la inteligencia abre una salida.

-No conseguimos cambiar las cosas según nuestro deseo, pero poco a poco nuestro deseo va cambiando.

-El sufrimiento llega muchísimo más lejos en psicología que la psicología.

-El dolor es un modificador de la realidad tan potente como la embriaguez.

-Llega una edad en que uno ya no piensa en sí, sólo piensa en salir de sí.

-Nuestro afecto por los demás se debilita no porque ellos estén muertos, sino porque morimos nosotros.

-Dejemos las mujeres guapas a los hombres sin imaginación.

-Uno se expresa como la gente de su clase mental, no la de su casta originaria.

-Para poseer hay que haber deseado. Sólo poseemos una línea, una superficie, un volumen si lo ocupa nuestro amor.

-Para sufrir de veras por una mujer hay que haber creído completamente en ella.

-Siempre decimos que nos separaremos bien. Pero en realidad es muy raro que nos separemos bien, pues si estuviéramos bien no nos separaríamos.

-Casi se puede decir que las obras, como los pozos artesanos, suben más alto cuanto más profundamente ha cavado el sufrimiento en el corazón.

-Una obra que contiene teorías es como un objeto en el que se ha dejado la etiqueta del precio.

-El estilo para el escritor, lo mismo que el color par el pintor, no es cuestión de técnica, sino de visión.

-Al citar un verso aislado se centuplica su potencia de atracción.

Aforismos y máximas recogidos del libro de Marcel Proust: À la recherche du temps perdu.

1 comentario

FRANCISCO JAVIER IRAZOKI -

Proust, tan inteligente, es autor de un aforismo que nunca me convenció: «Uno se vuelve moral en cuanto es desdichado».