Vivir del cuento
La prisa que nos devora a todos, impide que se haga literatura. El que tiene prisa por ganar dinero y ser famoso no llegará a ser un buen escritor, con prisa no se puede escribir nada de calidad.
Tolstoi invirtió diez años de su vida en Guerra y Paz, Proust dieciocho para su Recherche, aunque que ellos vivían de las rentas y podían permitirse dedicar sus días al empeño de conseguir una obra maestra.
En literatura se da una paradoja, para escribir bien hay que vivir de otra cosa, es como si para ser un buen cirujano, el cirujano debiera ser fontanero por las tardes.
No se puede vivir de la pluma si no es apresurándose y produciendo mal, la calidad perece en el intento de prodigarse. Juan Benet, que ejercía de ingeniero de caminos al tiempo que escribía, lo dejó claro con su laconismo: No se puede vivir de la literatura sin rebajarse.
Tolstoi invirtió diez años de su vida en Guerra y Paz, Proust dieciocho para su Recherche, aunque que ellos vivían de las rentas y podían permitirse dedicar sus días al empeño de conseguir una obra maestra.
En literatura se da una paradoja, para escribir bien hay que vivir de otra cosa, es como si para ser un buen cirujano, el cirujano debiera ser fontanero por las tardes.
No se puede vivir de la pluma si no es apresurándose y produciendo mal, la calidad perece en el intento de prodigarse. Juan Benet, que ejercía de ingeniero de caminos al tiempo que escribía, lo dejó claro con su laconismo: No se puede vivir de la literatura sin rebajarse.
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