Abu Ghraib, aquí no pasó nada
Lynndie England, alias la Dama de la Correa desde que se hiciera famosa por pasear como a un perro a un preso iraquí desnudo y atado con una cuerda en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, es el quinto de los guardias militares estadounidenses que se declara culpable de cometer abusos contra los detenidos en esta prisión. Esta confesión responde a un cambio de táctica en la defensa de su caso. Hace un año, los abogados de England retaron al poder militar alegando que la soldado cumplía órdenes, pero ahora ha declarado su culpabilidad personal, atenuada por "un largo historial de graves insuficiencias mentales", según afirmó el sábado el capitán Jonathan Crisp, abogado defensor de Lynndie England, que ha pactado la defensa con la acusación militar. Así se garantiza que la máxima sentencia para England será de 11 y no 15 años de cárcel.
El caso de Abu Ghraib queda así casi cerrado tras la autoinculpación de los guardias militares y las conclusiones del último informe oficial del ejército -una de siete investigaciones sobre el escándalo- de que ninguno de los altos responsables militares estadounidenses conocía lo ocurrido en la cárcel. La semana pasada una comisión del Pentágono absolvió a todos los mandos militares menos a la comandante que dirigía la cárcel, Janis Karpinski, que fue destituida. La única investigación que pidió responsabilidades más arriba en la cadena de mando, encabezada por el ex secretario de Defensa James Schlesinger, se ha archivado sin ninguna consecuencia jurídica.
La historia oficial concluye que los abusos sistemáticos documentados eran responsabilidad exclusiva de un grupo de soldados indisciplinados y, al menos en el caso de England, mentalmente enfermos.
Un informe de la ONG Human Rights Watch (HRW) publicado la semana pasada corrobora la investigación del periodista de The New Yorker Seymour Hersh, que prueba que el general Ricardo Sánchez, entonces máximo responsable del ejército en Iraq, "aprobó métodos ilegales de interrogatorio". Éstos fueron adoptados como se puede comprobar en una serie de fotos. Sánchez debe ser "procesado bajo la doctrina de responsabilidad del mando", asegura HRW. El informe añade siete responsables militares más a la lista de procesados. Hersh publicó pruebas también de que el secretario de Defensa Donald Rumsfeld aprobó un programa secreto de coerción física y humillación sexual de presos iraquíes adoptado en Abu Ghraib.
El caso de Abu Ghraib queda así casi cerrado tras la autoinculpación de los guardias militares y las conclusiones del último informe oficial del ejército -una de siete investigaciones sobre el escándalo- de que ninguno de los altos responsables militares estadounidenses conocía lo ocurrido en la cárcel. La semana pasada una comisión del Pentágono absolvió a todos los mandos militares menos a la comandante que dirigía la cárcel, Janis Karpinski, que fue destituida. La única investigación que pidió responsabilidades más arriba en la cadena de mando, encabezada por el ex secretario de Defensa James Schlesinger, se ha archivado sin ninguna consecuencia jurídica.
La historia oficial concluye que los abusos sistemáticos documentados eran responsabilidad exclusiva de un grupo de soldados indisciplinados y, al menos en el caso de England, mentalmente enfermos.
Un informe de la ONG Human Rights Watch (HRW) publicado la semana pasada corrobora la investigación del periodista de The New Yorker Seymour Hersh, que prueba que el general Ricardo Sánchez, entonces máximo responsable del ejército en Iraq, "aprobó métodos ilegales de interrogatorio". Éstos fueron adoptados como se puede comprobar en una serie de fotos. Sánchez debe ser "procesado bajo la doctrina de responsabilidad del mando", asegura HRW. El informe añade siete responsables militares más a la lista de procesados. Hersh publicó pruebas también de que el secretario de Defensa Donald Rumsfeld aprobó un programa secreto de coerción física y humillación sexual de presos iraquíes adoptado en Abu Ghraib.
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