El español de Guantánamo

Todos los reclusos se consideran extremadamente peligrosos, se les suponen vínculos con el terrorismo internacional, son fundamentalistas islámicos y enemigos combatientes, según el ejército norteamericano. Por este motivo llevan retenidos dos años sin acusación, sin juicio, sin asistencia letrada, sin derechos, sometidos a la ley del más fuerte y a vejaciones de todo tipo, sin que su dignidad humana importe un bledo.
A la injusticia incalificable que sufren los presos de Guantánamo, hay que sumarle otra: la discriminación que se deriva según sea su país de procedencia. El talibán estadounidense fue llevado a una prisión federal en Estados Unidos, donde puede recibir visitas de sus familiares, tiene derecho a un abogado y vive como una persona. Quizás el joven español se ha visto favorecido por la benevolencia de los EUA porque Aznar es un amigo y porque el Ministerio de Justicia español ha realizado largas y pacientes gestiones para repatriar al único español acusado de pertenecer a Al Qaeda.
Los demás reos: afganos en su mayoría, no tienen a nadie que interceda por ellos y seguirán pudriéndose en sus jaulas por tiempo indefinido. Una vergüenza consentida por todos los que de han plegado a la voluntad del salvamundos Bush.
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