A la rica hamburguesa
Dos padres estadounidenses denunciaron a la empresa McDonald's acusándola de propiciar la obesidad que padecían sus hijas. Las niñas comían en este establecimiento una media de 20 veces al mes. Esta demanda ha fracasado en los tribunales porque el juez consideró que la gente ha de ser lo suficientemente responsable para saber qué come o qué tipo de alimentación proporciona a sus hijos. Tomando como precedente la suerte de las tabacaleras, que han sido obligadas a pagar cuantiosas indemnizaciones por los problemas de salud causados a sus consumidores, McDonald's se ha comprometido a usar ingredientes menos grasos y recomienda a sus clientes el consumo moderado de hamburguesas. Su nueva campaña publicitaria hará énfasis no sólo en las excelencias de su carne picada sino en los esfuerzos por reducir el colesterol generado por sus patatas fritas. Los ciudadanos norteamericanos sufren ahora la psicosis de la obesidad: en Nueva York están prohibidas las máquinas expendedoras de refrescos y golosinas en los centros educativos; la empresa Kraft ha reducido el tamaño de sus chocolatinas y ha suprimido su propaganda en las escuelas; la galleta Oreo se ha señalado como una bomba calórica y las ventas del producto han bajado. La OMS califica a la obesidad de epidemia mundial y afecta al 60% de la población de los EUA. Pienso que el mal no está en tomarse una hamburguesa de vez en cuando, la temeridad consiste en convertirla en el menú diario. Como decían los antiguos romanos: La cantidad hace el veneno.
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