Mambrú, la Guerra de Sucesión
Fue general inglés Marlbrough, que participó en la Guerra de Sucesión española, quien ordenó al almirante Rooke escoltar al Archiduque Carlos hasta Lisboa y en el trayecto de vuelta, en vez de poner rumbo a la base francesa de Tolón, por el Mediterráneo, atracó en Gibraltar y decidió conquistarla. Primero colocó la bandera de los Austria, luego, la inglesa. Los ciento y pico habitantes que podrían habitar en Gibraltar en agosto de 1704, huyeron para refugiarse en las colinas de San Roque, la ciudad andaluza que todavía hoy conserva en su lema “La Muy Noble y Más Leal Ciudad de San Roque, donde reside la de Gibraltar”.
El 13 de julio de 1713, en Utrecht, se zanja la Guerra de Sucesión con la llegada al trono de España de los Borbones y se firma ese maldito tratado que aún nos trae de cabeza: “El Rey Católico, por sí y por sus herederos y sucesores, cede por este Tratado a la Corona de la Gran Bretaña la plena y entera propiedad de la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortaleza que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno”. En el mismo tratado se detalla que la cesión no incluye “jurisdicción alguna territorial” ni comunicación abierta “por parte de tierra”, que son los dos puntos que han generado conflictos permanentes desde entonces sobre unas inexistentes “aguas territoriales” de Gibraltar o sobre la posibilidad de España de cerrar completamente la Verja y aislar a La Roca.
Mambrú, el archiduque Carlos, la Guerra de Sucesión… ¿Cuánto hace ya de todo esto? ¿Por qué no regresamos al presente de una puñetera vez? Los ingleses saben que Gibraltar es el punto flaco de los españoles, nuestro talón de Aquiles, y disfrutan tocándonos las narices porque siempre picamos. Sea cual sea el Gobierno que desgobierne España, es susceptible de reaccionar como un miura si nos ponen delante la muleta roja de Gibraltar. Este conflicto es antiguo, eterno, patético y no viene a cuento. ¿Por qué no reivindicamos derechos en Cuba, en Florida o en Fernando Poo? Qué perra hemos pillado con Gibraltar. ¿Hemos olvidado que en el referéndum de 2002 el 99% de los gibraltareños apoyó seguir siendo británico?
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