Vacaciones
Con los años me he vuelto casera, con los años y con los recursos mermados por el paro, por qué no decirlo. Pero eso no quita que ansíe pasar al menos un par de semanas fuera de la rutina. Sentarme en un banco de cualquier parque o paseo marítimo, con la tierra bajo mis pies, bajo una luz limpia y deslumbrante y un viento suave y agradable moderando el asfixiante ferragosto.
Me gustaría viajar a cualquier sitio donde el diluvio haya cesado y no lluevan reformas, recortes, engaños, en fin, las pedradas de la crisis. Pasear por una calle nueva, descubrir un mirador, otro paisaje celeste. Apreciar los olores de otra tierra. Deambular por viejas librerías, guiada por mi olfato descubridor de tesoros. Ver el atardecer desde unos riscos. Volver a lo de siempre renovada, con la sensación de haber vivido unos días difíciles de olvidar.
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