La precisión de las palabras
Un pescadero rotuló sobre la entrada de su tienda: "Aquí se vende pescado fresco". Pasó un vecino y le dijo: "Es obvio que es ‘aquí', no hace falta escribirlo". Y borró el "aquí". Pasó otro vecino y le dijo: "Es innecesario escribir ‘se vende', ¿acaso regala usted el pescado?" Y borró el "se vende". Y solo quedó "pescado fresco". Sí. Y pasó otro vecino y dijo: "¿Acaso cree que alguien piensa que vende pescado podrido, que escribe ‘fresco'?" Y borró fresco. Ya solo figuraba "pescado". Así es... hasta que otro vecino pasó y le dijo al pescadero: "¿Por qué escribe ‘pescado'? ¿Acaso alguien dudaría de que se vende otra cosa que pescado, con el olor que sale de aquí?"
Eduardo Galeano
0 comentarios