Peligros del agua embotellada
Bebemos agua embotellada porque pensamos que es mejor que la del grifo: no tiene sabor a cloro y está controlada por unos laboratorios que nos inspiran más confianza que el del Ayuntamiento de nuestra localidad, pero ¿esto es así? La respuesta es: No.
El consumidor habitual de agua embotellada compra pequeños envases de plástico, fácilmente transportables, que suele llevar encima o tener a mano para cuando aprieta la sed. Seguramente ignora que si deja la botella a una temperatura ambiente de 18º C durante varios días, el agua que se beba estará contaminada, entre otras cosas, por antimonio, sobre todo si la ha dejado abierta.
Unos investigadores del Instituto de Geoquímica Ambiental de la Universidad de Heidelberg (Alemania) aportan datos que demuestran que los compuestos del plástico migran al agua, también el antimonio, que es un elemento tóxico. Aunque los niveles hallados son bajos para poner en peligro nuestra salud, están muy por encima del nivel deseable. Cuanto más tiempo conservemos el agua a temperatura ambiente, más elevada será la cantidad de antimonio que contenga.
El autor principal del estudio publicado en la revista Environmental Sciencie and Technology, Bill Shotyk defiende que las variaciones de antimonio que desprenden las aguas embotelladas analizadas dependen de diversos factores, como las temperaturas elevadas, el pH y la exposición a la luz solar. Así que ya saben. Mejor comprar agua embotellada en cristal y guardarla en la nevera.
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