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Cierzo

Violencia televisiva

¿Podemos acusar a la televisión de ser uno de los factores que han aumentado las tasas actuales de asesinatos?

En Estados Unidos se han realizado estudios exhaustivos sobre la violencia televisiva y sus consecuencias. Sissela Bok comprobó que el 98% de los hogares norteamericanos disponen de televisor, que la mayoría de los niños tiene uno en su habitación y que la mayoría de las familias tiene la tele encendida durante 7 horas al día. Al finalizar la escuela primaria, cada niño ha visto una media de 8.000 asesinatos. A los 18 años, el estadounidense medio ha presenciado unos 18.000 asesinatos a lo largo de 15.000 ó 20.000 horas, pero sólo ha asistido a 11.000 horas de clase en la escuela. En resumen, la televisión es una poderosa y persuasiva compañera de la mayoría de los niños.

¿Hasta qué punto es efectiva la violencia en la televisión o en el cine para conformar los valores humanos? Dave Grossman, psicólogo del ejército estadounidense, describió en un informe las técnicas más sofisticadas utilizadas por el gobierno de su país para preparar a los reclutas y ayudarles a superar su reticencia a matar. Dichas técnicas fueron elaboradas por un comandante de la armada y psiquiatra llamado Dr. Narut. La preparación consistía en atar a los reclutas frente a un aparato de televisión y obligarles a ver escenas violentas. Tal y como ocurría en la película "La naranja mecánica", los reclutas veían los más horribles crímenes. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en la película, no se les suministraban drogas para provocarles asco. Al contrario, el objetivo consistía en insensibilizar a los reclutas ante la violencia y condicionarles a aceptar el asesinato como un simple hecho.

Grossman ha escrito: "Estamos haciendo un gran trabajo al insensibilizar y condicionar a nuestros ciudadanos ante el asesinato, mejor de lo que el comandante Narut jamás soñó en conseguir. Si nuestro objetivo consiste en educar a una generación de asesinos que no pueden ser frenados ni por la autoridad ni por la naturaleza de la víctima, resulta difícil imaginar cómo podría hacerse mejor". Ésta es una opinión generalizada, los telespectadores opinan que la televisión condiciona a las personas a ser violentas.

Es posible que la televisión tenga su parte de culpa al sumar su granito de arena a la violencia social, pero la violencia y el asesinato son inherentes al ser humano, ya existían mucho antes de inventarse la televisión. Los hombres primitivos también aplicaban la violencia para dirimir sus diferencias. El hombre ha matado con palos, con piedras, con hondas, con flechas, con arcabuces, con fusiles de asalto con gases tóxicos o con armas nucleares. Todos los hombres se convierten en asesinos cuando se les somete a un nivel de provocación suficiente. Sabemos que la mayoría de los asesinos son gente cuerda y admitimos que sometidos a unas circunstancias particularmente adversas que afectasen a nuestra supervivencia seríamos capaces de cometer un homicidio. El asesinato es una posibilidad siempre presente en todas las culturas porque sus raíces son biológicas. El asesinato está codificado en nuestro ADN, como lo está en los genes de nuestros primos los simios. Es preciso entenderlo así y comprender el ambiente en el que se produce, un mundo de intensa competencia en el que los ganadores han decidido nuestro patrimonio genético durante millones de años.

El 90% de de los asesinos son hombres y el 61% de los infanticidios son perpetrados por la madre. Esto son sólo cifras, pero para comprender un asesinato hay que dar un paso más: cada asesino ha tomado la decisión consciente de matar y es una persona responsable de dicha decisión, es decir, la responsabilidad del asesino es particular del propio asesino, y no de la sociedad en su conjunto.

 

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