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Cierzo

Abre fácil

Será que soy gilipollas perdida, que mi funcionamiento neuronal va de mal en peor o que para destapar cualquier envase “abre fácil” se requieren años de estudio y mucha práctica, porque últimamente me cuesta horrores acceder al contenido de la mayoría de los envases.

Levanto la tapita de plástico del TetraBrick, tiro de la lengüeta y me quedo con ella en la mano y un corte sangrante en el dedo, pero la caja continúa cerrada. Así que recurro al cuchillo carnicero y lo clavo con saña en la hendidura, el líquido me salpica la ropa y mancho el mantel de la mesa, pero ¡qué demonios!, he conseguido tomarme un vaso de zumo.

La lata de aluminio revestido de antioxidante que preserva el alimento trae una anilla, nada más simple que tirar para arrancarla de cuajo en vez de destapar las anchoas. Al final hay que emplear el abrelatas tradicional para hincarles el diente, pero como la lata venía dispuesta para abrirse por la marca, te salta a traición parte de la tapa y del aceite de oliva. Mancha al canto y victoria sin bajas sobre el “práctico” envase.

Producto de limpieza con sistema de apertura a prueba de niños (y de adultos, oiga, que esto no hay dios que lo destape). Acompañando al líquido tóxico viene un manual de apertura: presionar el disco central del tapón, al tiempo que se gira para desenroscarlo. Giro a la izquierda, no abre. Giro a la derecha, tampoco. Presión en el disco central hasta suprimir la circulación sanguínea del dedo pulgar, giro desesperado a derecha e izquierda, luego de izquierda a derecha. Nada. Con el destornillador descuartizo el disco central y, tras varios intentos fallidos, el tape gira e incluso logro quitarlo. Diez minutos perdidos y los nervios rotos es el balance de mi hazaña.

Canícula estival, me estoy deshidratando y compro una botellita de agua mineral bien fresca en el super de la esquina. Quito la caperuza y sorbo, pero no sale una gota, aprieto el plástico, nasti del plasti. Arrancas el émbolo o no bebes, porque, a ver, ¿quién es el guapo que ha conseguido beber del pitorro de una botella de “Font Vieja”?

“Abrir por la línea de puntos, no precisa cortar”, es un mensaje con trampa, porque o es usted Rambo o le apuesto lo que quiera a que no logra rasgar con su mano la punta de la caja de TetraPak. Coja la tijera y déle un buen tajo, funciona, se lo digo por experiencia.

Refresco empaquetado en una aséptica cajita. “Pinchar aquí” se lee al lado de la flecha que señala un circulo sellado de aluminio. Sólo dispones de una mísera pajita de plástico fino para agujerear ese condenado material que se resiste tanto a la fuerza bruta como al intento delicado de traspasarlo. Te sientes estúpido e impotente mientras te acuerdas de esa multinacional perversa que ha ideado un envase diabólico para su bebida de moda. Serán…, profieres cuando la mitad del líquido se derrama por tu mano, por la manga de tu camisa y por el suelo.

Resumiendo, “abre fácil” es un eufemismo, una patraña. Los fabricantes diseñan sistemas revolucionarios de apertura para sus productos con los que, supuestamente, intentan facilitarnos las cosas, pero que en realidad nos amargan la existencia y nos crean complejo de imbecilidad.

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