El e-mail que cambió tu vida
He recibido un mensaje divertido que quiero compartir con todos porque recopila rumores y leyendas urbanas que circulan en Internet y en la vida cotidiana y juega con las creencias inocentes de la gente.
El e-mail que cambió tu vida
Ya no saco el dinero de los cajeros porque me van a poner una pantalla falsa, me hacen creer que se tragó la tarjeta y después me robarán el disponible.
Dejé de tomar Coca-Cola después de enterarme que sirve hasta para quitar el sarro de los inodoros.
Luego dejé de ir al cine por miedo a sentarme en una butaca con una jeringa infectada con SIDA.
Huelo a chivo que tiro pa'trás, porque dejé de usar desodorantes, ya que producen cáncer.
No dejo el coche en los estacionamientos ni en ningún otro lado, a veces tengo que caminar como 7 manzanas por miedo a que me droguen con la muestra de un perfume para robarme y quizás con suerte no me violen.
También dejé de contestar a llamadas telefónicas, temiendo que me pidiesen marcar el 9 y me llegue una cuenta telefónica astronómica porque me robaron la línea y llamaron a mi cargo a Uganda, Singapur, Estocolmo o Tokio.
Suspendí el consumo de varios alimentos por miedo a los estrógenos. También dejé de comer pollo y hamburguesas porque no son más que carne de engendros horripilantes sin ojos ni pelos, cultivados en un laboratorio, una especie de lombrices como las que usan para las hamburguesas de ciertas cadenas.
Dejé de tener relaciones sexuales por miedo a que me vendan los condones pinchados y me contagie de algo.
Además dejé de tomar cualquier cosa que venga en lata por miedo a morir envenenado por mierda de rata.
Por supuesto, ya no uso el microondas por miedo a sufrir una súbita ebullición que me quemaría totalmente la cara apenas retirara la taza de café que acostumbraba a calentar todas las mañanas.
También doné todos mis ahorros a la cuenta de Amy Bruce, una niñita enferma que estuvo a punto de morirse unas 7.000 veces en el hospital. Curiosa niña, tiene siete años desde el año 1993.
Por último, me arruiné por comprar todos los antivirus existentes para evitar que la ranita Budweiser invadiera mi disco duro, o que los Teletubbies se apoderaran de mi protector de pantalla, mandando soeces estrofas por mis altavoces
Dejé de hacer, tomar y comer tantas cosas, que casi me muero. Casi me muero de hambre esperando junto a mi correo los 150.000 euros que me mandarían Microsoft y AOL por participar en la prueba de rastreo de e-mail.
El teléfono de Ericcson tampoco llegó, ni mucho menos el viaje a Disneylandia, ¡con todo pagado!
Además tampoco gané el 1.000.000 de euros, ni el Ferrari, ni tuve sexo con la persona de mis sueños, que fueron las 3 cosas que pedí como deseo después de mandar a 10 personas el Mantra Mágico enviado por el Dalai Lama.
Ya envié más de 500 firmas en contra de la guerra de U.S.A. contra Irak y en apoyo a la renuncia de Chávez de Venezuela y la guerra se nos vino encima, no parece tener una salida inmediata y Chávez tiene cada vez más apoyo internacional.
Pero sí estoy seguro de que mis males son a causa de una cadena que rompí u olvidé seguir y por eso me cayó encima una maldición.
NOTA IMPORTANTE: Si no envías este e-mail por lo menos a 1.200 personas en los próximos 14 segundos, te cagará una paloma hoy a las 6 de la tarde.
Buena suerte...
El e-mail que cambió tu vida
Ya no saco el dinero de los cajeros porque me van a poner una pantalla falsa, me hacen creer que se tragó la tarjeta y después me robarán el disponible.
Dejé de tomar Coca-Cola después de enterarme que sirve hasta para quitar el sarro de los inodoros.
Luego dejé de ir al cine por miedo a sentarme en una butaca con una jeringa infectada con SIDA.
Huelo a chivo que tiro pa'trás, porque dejé de usar desodorantes, ya que producen cáncer.
No dejo el coche en los estacionamientos ni en ningún otro lado, a veces tengo que caminar como 7 manzanas por miedo a que me droguen con la muestra de un perfume para robarme y quizás con suerte no me violen.
También dejé de contestar a llamadas telefónicas, temiendo que me pidiesen marcar el 9 y me llegue una cuenta telefónica astronómica porque me robaron la línea y llamaron a mi cargo a Uganda, Singapur, Estocolmo o Tokio.
Suspendí el consumo de varios alimentos por miedo a los estrógenos. También dejé de comer pollo y hamburguesas porque no son más que carne de engendros horripilantes sin ojos ni pelos, cultivados en un laboratorio, una especie de lombrices como las que usan para las hamburguesas de ciertas cadenas.
Dejé de tener relaciones sexuales por miedo a que me vendan los condones pinchados y me contagie de algo.
Además dejé de tomar cualquier cosa que venga en lata por miedo a morir envenenado por mierda de rata.
Por supuesto, ya no uso el microondas por miedo a sufrir una súbita ebullición que me quemaría totalmente la cara apenas retirara la taza de café que acostumbraba a calentar todas las mañanas.
También doné todos mis ahorros a la cuenta de Amy Bruce, una niñita enferma que estuvo a punto de morirse unas 7.000 veces en el hospital. Curiosa niña, tiene siete años desde el año 1993.
Por último, me arruiné por comprar todos los antivirus existentes para evitar que la ranita Budweiser invadiera mi disco duro, o que los Teletubbies se apoderaran de mi protector de pantalla, mandando soeces estrofas por mis altavoces
Dejé de hacer, tomar y comer tantas cosas, que casi me muero. Casi me muero de hambre esperando junto a mi correo los 150.000 euros que me mandarían Microsoft y AOL por participar en la prueba de rastreo de e-mail.
El teléfono de Ericcson tampoco llegó, ni mucho menos el viaje a Disneylandia, ¡con todo pagado!
Además tampoco gané el 1.000.000 de euros, ni el Ferrari, ni tuve sexo con la persona de mis sueños, que fueron las 3 cosas que pedí como deseo después de mandar a 10 personas el Mantra Mágico enviado por el Dalai Lama.
Ya envié más de 500 firmas en contra de la guerra de U.S.A. contra Irak y en apoyo a la renuncia de Chávez de Venezuela y la guerra se nos vino encima, no parece tener una salida inmediata y Chávez tiene cada vez más apoyo internacional.
Pero sí estoy seguro de que mis males son a causa de una cadena que rompí u olvidé seguir y por eso me cayó encima una maldición.
NOTA IMPORTANTE: Si no envías este e-mail por lo menos a 1.200 personas en los próximos 14 segundos, te cagará una paloma hoy a las 6 de la tarde.
Buena suerte...
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