Dieciocho segundos
Ella tiene 15 años, se llama Laura, es hija de Raúl y Tere.
Ella tiene 10 años se llama Zitlali, es hija de Lety.
Ella se llama Patricia, tiene 21 años, es hermana de Jaime, Marcela y Jorge.
Ella se llama Cecilia, tiene 47 años y es madre de Alicia y Clara, esposa de Roberto.
Cada 18 segundos una mujer es violada en México.
Su hermana, su hija, usted, su prima, la vecina, la alumna, la madre.
3 mujeres por minuto viven violencia sexual en México.
180 mujeres cada hora son violadas en alguna casa, en una calle vacía, en una oficina, en una playa, en un auto.
4.320 hijas, hermanas, madres, niñas, abuelas son violadas al día en México.
30.240 mexicanas cada semana sabrán lo que significa la violación sexual.
120 mil 960 mujeres, turistas, maestras, hoteleras, amas de casa, son violadas cada mes en su patria: México.
Un millón 451.520 mujeres mexicanas cada año comienzan la ruta de la supervivencia para aprender a vivir después de haber sido víctimas de violencia sexual.
Una mujer, no importa su edad, tarda entre 5 y 8 años en superar por completo el trauma de una violación sexual. Su sanación depende de su entorno, de la aceptación de su familia a su nueva realidad, de que se haga justicia con el violador, de que la gente en lugar de rechazarla la acepte y la cuide, no la juzgue: que juzguen a su agresor y entiendan que la violación es un delito, un acto voluntario de abuso de fuerza, poder y humillación.
Cada año el 95% de los violadores en México saldrán impunes de una denuncia penal.
¿Cómo aprenden los hombres a relacionar el sexo y la violencia en la pubertad? La autora de El orgasmo femenino: Teorías sobre la sexualidad humana, nos responde: Basándome en cientos de testimonios de chicos, obtenidos en mis investigaciones, me gustaría proponer una nueva teoría sobre la identidad psicosexual de los varones No creo que los hombres tengan una violencia innata, que sean sus hormonas las que les hacen así ni que no haya ninguna solución (salvo sedarlos con fármacos para contrarrestar los efectos de las hormonas o vivir con la violencia...). Mi opinión es más esperanzadora: creo que la ideología ha decretado que los "verdaderos hombres" son violentos por naturaleza y que, por tanto, cualquier tendencia innata en ese sentido es exagerada. Como esa ideología la trasmite la cultura, podemos cambiarla.
En otras palabras, cuando los varones reciben las burlas despiadadas de otros chicos en el colegio, con expresiones como "niño de mamá" (si no va con los demás chicos) o "deja de ser una mariquita, actúa como un hombre, mocoso de mierda", aprenden que para entrar en el entorno "masculino", para que otros varones los respeten y para encontrarse su sitio en el mundo y obtener un trabajo, tienen que dejar de lado todo lo que se considera conducta "femenina", "cariñosa", "infantil", y ser "viriles"; que significa ser lo contrario de "femeninos", identificarse con los hombres, juntarse con ellos y marginar a las mujeres. Muchas veces tienen que mostrar esa identificación rechazando a su madre (o hermana) delante de un grupo de jóvenes o de hombres, tomar partido por ellos, "contestarle mal" a ella delante de los demás, etcétera. Al mismo tiempo los chicos aprenden (a través de la pornografía, la Iglesia y el Estado) que el objeto de deseo sexual apropiado para ellos es una mujer: el objeto.
Por consiguiente, a medida que crecen, tienen que arreglárselas para combinar el desprecio que han aprendido a expresar respecto a las mujeres y "las cosas femeninas", con el deseo sexual hacia ellas. En este contexto, ¿es de extrañar que les pueda parecer normal y erótico querer humillar a las mujeres al mismo tiempo que desean besarlas?
Cada 18 segundos un hombre mexicano toma la decisión de forzar a una mujer, o niña, a tener sexo contra su voluntad. Cada año casi un millón y medio de mexicanas que deberían de estar gozando la vida, estudiando, enamorándose, disfrutando la vida, haciendo el amor, trabajando, soñando...están tratando de comprender porqué son invisibles para su prójimo o prójima, para el juez, para las y los ministerios públicos.
Que una víctima denuncie es el primer paso. Que la sociedad condene la violencia, es el segundo ¿Cuándo comenzamos a condenar la violencia en Cancún? Se aceptan propuestas, ideas y esperanza.
Lydia Cacho
Ella tiene 10 años se llama Zitlali, es hija de Lety.
Ella se llama Patricia, tiene 21 años, es hermana de Jaime, Marcela y Jorge.
Ella se llama Cecilia, tiene 47 años y es madre de Alicia y Clara, esposa de Roberto.
Cada 18 segundos una mujer es violada en México.
Su hermana, su hija, usted, su prima, la vecina, la alumna, la madre.
3 mujeres por minuto viven violencia sexual en México.
180 mujeres cada hora son violadas en alguna casa, en una calle vacía, en una oficina, en una playa, en un auto.
4.320 hijas, hermanas, madres, niñas, abuelas son violadas al día en México.
30.240 mexicanas cada semana sabrán lo que significa la violación sexual.
120 mil 960 mujeres, turistas, maestras, hoteleras, amas de casa, son violadas cada mes en su patria: México.
Un millón 451.520 mujeres mexicanas cada año comienzan la ruta de la supervivencia para aprender a vivir después de haber sido víctimas de violencia sexual.
Una mujer, no importa su edad, tarda entre 5 y 8 años en superar por completo el trauma de una violación sexual. Su sanación depende de su entorno, de la aceptación de su familia a su nueva realidad, de que se haga justicia con el violador, de que la gente en lugar de rechazarla la acepte y la cuide, no la juzgue: que juzguen a su agresor y entiendan que la violación es un delito, un acto voluntario de abuso de fuerza, poder y humillación.
Cada año el 95% de los violadores en México saldrán impunes de una denuncia penal.
¿Cómo aprenden los hombres a relacionar el sexo y la violencia en la pubertad? La autora de El orgasmo femenino: Teorías sobre la sexualidad humana, nos responde: Basándome en cientos de testimonios de chicos, obtenidos en mis investigaciones, me gustaría proponer una nueva teoría sobre la identidad psicosexual de los varones No creo que los hombres tengan una violencia innata, que sean sus hormonas las que les hacen así ni que no haya ninguna solución (salvo sedarlos con fármacos para contrarrestar los efectos de las hormonas o vivir con la violencia...). Mi opinión es más esperanzadora: creo que la ideología ha decretado que los "verdaderos hombres" son violentos por naturaleza y que, por tanto, cualquier tendencia innata en ese sentido es exagerada. Como esa ideología la trasmite la cultura, podemos cambiarla.
En otras palabras, cuando los varones reciben las burlas despiadadas de otros chicos en el colegio, con expresiones como "niño de mamá" (si no va con los demás chicos) o "deja de ser una mariquita, actúa como un hombre, mocoso de mierda", aprenden que para entrar en el entorno "masculino", para que otros varones los respeten y para encontrarse su sitio en el mundo y obtener un trabajo, tienen que dejar de lado todo lo que se considera conducta "femenina", "cariñosa", "infantil", y ser "viriles"; que significa ser lo contrario de "femeninos", identificarse con los hombres, juntarse con ellos y marginar a las mujeres. Muchas veces tienen que mostrar esa identificación rechazando a su madre (o hermana) delante de un grupo de jóvenes o de hombres, tomar partido por ellos, "contestarle mal" a ella delante de los demás, etcétera. Al mismo tiempo los chicos aprenden (a través de la pornografía, la Iglesia y el Estado) que el objeto de deseo sexual apropiado para ellos es una mujer: el objeto.
Por consiguiente, a medida que crecen, tienen que arreglárselas para combinar el desprecio que han aprendido a expresar respecto a las mujeres y "las cosas femeninas", con el deseo sexual hacia ellas. En este contexto, ¿es de extrañar que les pueda parecer normal y erótico querer humillar a las mujeres al mismo tiempo que desean besarlas?
Cada 18 segundos un hombre mexicano toma la decisión de forzar a una mujer, o niña, a tener sexo contra su voluntad. Cada año casi un millón y medio de mexicanas que deberían de estar gozando la vida, estudiando, enamorándose, disfrutando la vida, haciendo el amor, trabajando, soñando...están tratando de comprender porqué son invisibles para su prójimo o prójima, para el juez, para las y los ministerios públicos.
Que una víctima denuncie es el primer paso. Que la sociedad condene la violencia, es el segundo ¿Cuándo comenzamos a condenar la violencia en Cancún? Se aceptan propuestas, ideas y esperanza.
Lydia Cacho
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