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Cierzo

Pobre Farruquito

Pobre Farruquito Hay que joderse. Mira que somos racistas los españoles y cómo nos gusta destrozar la vida del prójimo, sobre todo si el prójimo es gitano. Leo la entrevista al bailaor Farruquito que publica el diario La Vanguardia y me quedo de pasta de boniato. Pobre hombre, perseguido y acosado por la justicia, considerado un vulgar delincuente, en boca de todos... No hay derecho, no se puede tratar así a un artista, a un héroe nacional que pasea el flamenco por los tablaos del mundo.

Total, ¿qué ha hecho? Ha matado a un hombre que cruzaba por un paso de cebra. Nada grave. Juan Fernández Montoya (Farruquito) conducía su potente BMV sin carné, tampoco había asegurado el vehículo, se saltó un semáforo, sobrepasó el límite de velocidad, se dio a la fuga, mintió dos veces a la policía que investigaba el atropello para exculparse y cuando la cosa se puso fea, le cargó el muerto a su hermano de 15 años porque sabía que con la Ley del Menor tan cachonda que tenemos en este país la criatura se iría de rositas.

Ahora Farruquito se queja, y con razón. Le han pillado después de seis meses ocultando su delito y le piden una fianza de 250.000 euros para librarse de la prisión preventiva. Eso es mucha tela para un pobre gitano que durante los 180 días que ha durado su silencio se paseó de gira por media España y en 25 actuaciones ganó al menos 300.000 euros. Encima, todos los días 6 y 20 de cada mes debe presentarse en un juzgado que, cortesía judicial, es el que se encuentra más cerca del teatro donde en ese momento esté bailando. Para colmo de males, le han retirado el pasaporte y él tenía previstas 10 actuaciones en Japón por las que iba a embolsarse 400.000 euros. Es que hay jueces que tienen muy mala leche. Solo faltaría que lo metieran en la cárcel.

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