Como animales
Ignoro qué criterios siguen los científicos para clasificar a las especies de homínidos, porque hay conductas del homo sapiens que hacen dudar de su condición de tal.
Médicos sin Fronteras denuncia que la violación sexual se utiliza como arma de guerra. Las mujeres son objetivos de tácticas militares que consisten en humillar al enemigo y torturarle. Las violaciones se suelen perpetrar por bandas de entre dos y cinco hombres. Hay casos en los que se obliga a la madre a presenciar la violación de todas sus hijas antes de que la violen a ella. Hay niñas de cuatro meses contagiadas de sífilis, ancianas de 80 años que han padecido abusos sexuales y otras barbaridades que no puedo describir sin que me vengan ganas de vomitar. Valga como ejemplo la fría estadística y aunque los datos siguientes corresponden a países africanos, los hechos se dan en cualquier rincón del mundo.
- Congo: entre julio y diciembre de 2003, la clínica de Bunia asistió a 822 mujeres violadas.
- Burundi: el hospital de Ruyigi atendía durante el pasado año a una media diaria de entre 10 y 15 mujeres agredidas sexualmente.
- Liberia: desde octubre de 2003 se han socorrido a 300 mujeres violadas.
- República Centroafricana: en siete meses se asistieron a 325 mujeres.
A parte de las secuelas físicas que conlleva una violación, tales como heridas, hemorragias, contusiones, enfermedades de transmisión sexual... existen países donde las mujeres sufren exclusión social, son expulsadas o asesinadas si la familia lo descubre y su destino final acaba siendo la prostitución. Hay mujeres que sufren trastornos mentales crónicos tras la agresión, otras se suicidan incapaces de asumir su drama, algunas afrontan en circunstancias de extrema penuria las consecuencias de un embarazo no deseado: un hijo, al que tratan de sacar adelante sin dinero, sin ayuda, solas.
Estas conductas deleznables no son privativas de los hombres, en otras especies de animales el macho dominante mata a las crías de los otros machos y fecunda a las hembras para que sea su estirpe la que prevalezca. Pero se supone que nosotros somos personas, seres civilizados. ¿O no?
Médicos sin Fronteras denuncia que la violación sexual se utiliza como arma de guerra. Las mujeres son objetivos de tácticas militares que consisten en humillar al enemigo y torturarle. Las violaciones se suelen perpetrar por bandas de entre dos y cinco hombres. Hay casos en los que se obliga a la madre a presenciar la violación de todas sus hijas antes de que la violen a ella. Hay niñas de cuatro meses contagiadas de sífilis, ancianas de 80 años que han padecido abusos sexuales y otras barbaridades que no puedo describir sin que me vengan ganas de vomitar. Valga como ejemplo la fría estadística y aunque los datos siguientes corresponden a países africanos, los hechos se dan en cualquier rincón del mundo.
- Congo: entre julio y diciembre de 2003, la clínica de Bunia asistió a 822 mujeres violadas.
- Burundi: el hospital de Ruyigi atendía durante el pasado año a una media diaria de entre 10 y 15 mujeres agredidas sexualmente.
- Liberia: desde octubre de 2003 se han socorrido a 300 mujeres violadas.
- República Centroafricana: en siete meses se asistieron a 325 mujeres.
A parte de las secuelas físicas que conlleva una violación, tales como heridas, hemorragias, contusiones, enfermedades de transmisión sexual... existen países donde las mujeres sufren exclusión social, son expulsadas o asesinadas si la familia lo descubre y su destino final acaba siendo la prostitución. Hay mujeres que sufren trastornos mentales crónicos tras la agresión, otras se suicidan incapaces de asumir su drama, algunas afrontan en circunstancias de extrema penuria las consecuencias de un embarazo no deseado: un hijo, al que tratan de sacar adelante sin dinero, sin ayuda, solas.
Estas conductas deleznables no son privativas de los hombres, en otras especies de animales el macho dominante mata a las crías de los otros machos y fecunda a las hembras para que sea su estirpe la que prevalezca. Pero se supone que nosotros somos personas, seres civilizados. ¿O no?
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