Treinta de junio

¿Qué ocurrirá a partir de aquí? No cuesta imaginar la reacción de los resistentes: dirigirán sus armas contra el nuevo gobierno, contra el nuevo ejército y contra la nueva policía. George W. Bush no es tan tonto como parece, de vez en cuando se descuelga con un ramalazo de lucidez. En el nuevo Iraq libre y democrático, las tropas estadounidenses ocuparán la retaguardia, lejos de la línea de fuego, en sus acuartelamientos del desierto, tienen más probabilidades de sobrevivir y de volver a casa cubiertos de gloria, en vez de metidos en una bolsa de plástico. Las elecciones norteamericanas se acercan, hay que atar cabos y dejar a los votantes contentos. Se cumplieron los objetivos marcados al iniciarse la guerra, Iraq es, al fin, un país libre, hemos capturado a Sadam, nos hemos forrado arramblando con todo, no se han encontrado las dichosas armas que se buscaban y los iraquíes se siguen matando, pero ¿a quién le importa si se matan entre ellos?
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