Las ruinas arruinadas
La tierra que vio morir a Alejandro Magno y en la que el rey asirio Arsubanipal fundó en el año 670 a.C. la primera gran biblioteca de la antigüedad, un suelo donde los sumerios fundaron las ciudades estado, las leyes escritas y un sistema matemático basado en el número 60; también el vehículo con ruedas y el bote de vela. Larga es la enumeración del legado que a lo largo de más de cinco mil años dejaron en Iraq sumerios, acadios, babilonios, asirios, hititas, arameos, caldeos, persas, griegos y romanos. Los jardines colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo, templos, ruinas de un valor incalculable, pero no sólo herencias culturales e históricas, sino también mitos de la humanidad como la Torre de Babel, el Diluvio Universal o el Arca de Noé.
Un grupo de arqueólogos e historiadores se reunieron con funcionarios del Departamento de Defensa norteamericano para expresarles su preocupación por el grave deterioro que sufren desde el inicio de la guerra diversos lugares y monumentos en Iraq que son patrimonio de la humanidad. Dicho Departamento anunció que el asunto había sido considerado por sus responsables y que habían elaborado una lista con 150 sitios que debían preservarse. El grupo de estudiosos les presentó otra lista en la que figuran cuatro mil sitios intocables. No se sabe en qué ha quedado el cruce de listas.
Se han encontrado agujeros y grietas en los ladrillos que formaron los famosos dragones del imponente portal de Ishtar; arena mezclada con fragmentos de las ruinas, utilizada para llenar los sacos de las fuerzas militares; un pavimento formado por ladrillos de 2.600 años de antigüedad destruido por el paso de vehículos militares, así como varias piezas rotas de la escultura del rey Nabucodonosor (605-562 antes de Cristo).
En Babilonia, famosa por las gigantescas murallas y jardines colgantes que construyó la reina Semíramis y las obras posteriores de Nabucodonosor, Estados Unidos asentó en abril de 2003 una de sus bases, desplegando 2.000 soldados en la zona. Ahora la base está bajo el mando de las fuerzas polacas. El santuario de Kerbala Shia, dedicado al imán Al Husseini, y que es la más conocida de las ruinas sagradas islámicas en Iraq, se halla cerca de una planta de armas químicas que fue bombardeada en 1991. Ur, considerada la ciudad más antigua del mundo, se ubica cerca de una gran base aérea que también fue atacada durante la operación Tormenta del Desierto. En Basora Al Qurna existe un viejo y nudoso árbol conocido como el árbol de Adán, que marca el lugar donde algunos creen que pudo haber estado el Jardín del Edén. Muy cerca de ahí existe una planta de armas químicas.
Los expertos se amparan en la Convención de La Haya de 1954, que prohíbe considerar como blancos de guerra los sitios culturales y religiosos. Washington jamás ratificó dicho acuerdo, si bien realizó esfuerzos durante la guerra del Golfo para evitar dañar los monumentos culturales, lamentablemente los mandos militares carecen de la información arqueológica necesaria para saber qué lugares no deben atacar.
Bombas y mísiles caen sobre las tristes noches de Babilonia, sobre la memoria del pasado de la humanidad.
Un grupo de arqueólogos e historiadores se reunieron con funcionarios del Departamento de Defensa norteamericano para expresarles su preocupación por el grave deterioro que sufren desde el inicio de la guerra diversos lugares y monumentos en Iraq que son patrimonio de la humanidad. Dicho Departamento anunció que el asunto había sido considerado por sus responsables y que habían elaborado una lista con 150 sitios que debían preservarse. El grupo de estudiosos les presentó otra lista en la que figuran cuatro mil sitios intocables. No se sabe en qué ha quedado el cruce de listas.
Se han encontrado agujeros y grietas en los ladrillos que formaron los famosos dragones del imponente portal de Ishtar; arena mezclada con fragmentos de las ruinas, utilizada para llenar los sacos de las fuerzas militares; un pavimento formado por ladrillos de 2.600 años de antigüedad destruido por el paso de vehículos militares, así como varias piezas rotas de la escultura del rey Nabucodonosor (605-562 antes de Cristo).
En Babilonia, famosa por las gigantescas murallas y jardines colgantes que construyó la reina Semíramis y las obras posteriores de Nabucodonosor, Estados Unidos asentó en abril de 2003 una de sus bases, desplegando 2.000 soldados en la zona. Ahora la base está bajo el mando de las fuerzas polacas. El santuario de Kerbala Shia, dedicado al imán Al Husseini, y que es la más conocida de las ruinas sagradas islámicas en Iraq, se halla cerca de una planta de armas químicas que fue bombardeada en 1991. Ur, considerada la ciudad más antigua del mundo, se ubica cerca de una gran base aérea que también fue atacada durante la operación Tormenta del Desierto. En Basora Al Qurna existe un viejo y nudoso árbol conocido como el árbol de Adán, que marca el lugar donde algunos creen que pudo haber estado el Jardín del Edén. Muy cerca de ahí existe una planta de armas químicas.
Los expertos se amparan en la Convención de La Haya de 1954, que prohíbe considerar como blancos de guerra los sitios culturales y religiosos. Washington jamás ratificó dicho acuerdo, si bien realizó esfuerzos durante la guerra del Golfo para evitar dañar los monumentos culturales, lamentablemente los mandos militares carecen de la información arqueológica necesaria para saber qué lugares no deben atacar.
Bombas y mísiles caen sobre las tristes noches de Babilonia, sobre la memoria del pasado de la humanidad.
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