Fernando Lázaro
Era paisano y fue mi maestro, con los libros de lengua de Fernando Lázaro Carreter aprendí gramática castellana y literatura española, en mi biblioteca aún conservo un ejemplar cuadrado y azul de Literatura española de segundo de BUP. Sus textos son directos, amenos y sencillos, destinados a formar usuarios respetuosos del idioma.
Catedrático, lingüista, crítico teatral, articulista, presidente de la Real Academia Española, autor de libros: Cómo se comenta un texto literario, Estudios de poética, De poética y poéticas, Las ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII, El dardo en la palabra, Estudios de lingüística, Clásicos españoles, El nuevo dardo en la palabra y el Diccionario de términos filológicos. Empezó a lanzar sus dardos precisos en los diarios: Informaciones, ABC y El País, desde donde, con un estilo elegante y fino, cargado de ironía y buen humor, defendía un futuro mejor para el español, señalaba los numerosos abusos que se cometen contra el idioma y ocultaba, tal vez, su frustración y desánimo ante tanta desidia. El castellano ha pasado de ser un latín mal hablado a un inglés chapurreado, diría.
Fernando Lázaro consagró su vida a educar, a fomentar el hábito de leer y escribir en las escuelas, a involucrarnos a todos en la conservación y el cuidado de nuestra lengua, y lo hizo con pasión, sin imposiciones, sin subirse a un púlpito, sin romper con el pasado y apostando por la apertura hacia el futuro. Hoy se celebra su funeral, la cultura está de duelo, miles de españoles le debemos haber aprendido gramática y literatura. No está, pero sus enseñanzas viven conmigo. Gracias.
Catedrático, lingüista, crítico teatral, articulista, presidente de la Real Academia Española, autor de libros: Cómo se comenta un texto literario, Estudios de poética, De poética y poéticas, Las ideas lingüísticas en España durante el siglo XVIII, El dardo en la palabra, Estudios de lingüística, Clásicos españoles, El nuevo dardo en la palabra y el Diccionario de términos filológicos. Empezó a lanzar sus dardos precisos en los diarios: Informaciones, ABC y El País, desde donde, con un estilo elegante y fino, cargado de ironía y buen humor, defendía un futuro mejor para el español, señalaba los numerosos abusos que se cometen contra el idioma y ocultaba, tal vez, su frustración y desánimo ante tanta desidia. El castellano ha pasado de ser un latín mal hablado a un inglés chapurreado, diría.
Fernando Lázaro consagró su vida a educar, a fomentar el hábito de leer y escribir en las escuelas, a involucrarnos a todos en la conservación y el cuidado de nuestra lengua, y lo hizo con pasión, sin imposiciones, sin subirse a un púlpito, sin romper con el pasado y apostando por la apertura hacia el futuro. Hoy se celebra su funeral, la cultura está de duelo, miles de españoles le debemos haber aprendido gramática y literatura. No está, pero sus enseñanzas viven conmigo. Gracias.
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