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Cierzo

El coche: arma letal

El coche: arma letal Este verano fueron cerca de 1.000 personas, entre julio y agosto de 2003 el parte de guerra era el siguiente: 803 muertos, 437 heridos graves, 474 heridos leves. A final de año la lista incluirá a más de 5.000 víctimas y a una escalofriante cantidad heridos, minusválidos y afectados. Me estoy refiriendo a las secuelas que generan los accidentes de tráfico, a los muertos por el coche.

España es el país de Europa que cuenta con una de las tasas más elevadas de accidentes en las carreteras. El coche es la principal causa de muerte entre los jóvenes de 5 a 29 años, y esta estadística no incluye a los muertos en motocicletas. Por cada joven fallecido a causa de enfermedades infecciosas, mueren 30 en un accidente de trafico. A la importancia de la pérdida de vidas humanas hay que añadir la de las trágicas consecuencias que producen estos accidentes, que cada año provocan 500 nuevos casos de paraplejia, son la primera causa de lesión medular, embolias y trombosis, dejando secuelas neurológicas que afectan de forma más o menos importante al sistema nervioso y, en proporción directa, al cerebro o a la médula espinal.

El coche se ha convertido en una máquina letal que siega y arruina vidas y el presupuesto de la Sanidad pública. La conducción es incompatible con el consumo de alcohol y drogas, causas principales de los accidentes, así como el exceso de velocidad y la actitud temeraria, las imprudencias y la poca noción del riesgo que demuestra una gran cantidad de conductores, a esto le sumamos una escasa o nula educación vial y una flagrante falta de respeto a las normas y a los demás conductores, la fatiga, que disminuye la concentración y los reflejos, la falta de experiencia al volante de los más jóvenes y la prepotencia de los que por razones laborales se pasan el día al volante. A esta fatal ecuación le añadimos otros elementos nada desdeñables: el mal estado de las carreteras y vías de circulación, con tramos de pavimentación deficiente o una señalización incorrecta, y la gran potencia de los automóviles actuales. Ya tenemos todos los factores para que el coche se convierta en el causante de un número de muertos que va en aumento cada año, sin que ninguna campaña de prevención estatal conciencie al conductor de que su coche puede ser una máquina de matar si no hace un uso debido de ella.

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