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Cierzo

Hilos

Contemplo las palomas como si fueran pájaros encerrados en una jaula de cristal con barrotes invisibles. Aceleran su aleteo o aterrizan sobre las migas de pan que esparce un niño. Entre el tumulto de alas, entre al manojo de plumas, me prendo inconsciente.

El cielo se vuelve lila y el recuerdo de sus palabras se hace triste porque son promesas hechas sin fe. El frío de la soledad borra los besos que han de llegar, el adiós. La palabra como filo hiriente: amarga, inútil, cortados los hilos del amor y de la alegría. La tristeza contenida en una lágrima grande, tan grande como oculta.

Bajo un cielo diáfano, oscuridad obstinada en este rincón del parque, donde las palomas vuelan inventando la noche detrás del cristal y un hilo de seda recoge mis lágrimas y ensarta mi pena con afán alquímico. Mas el dolor no se muda en sonrisa y la noche se hace real.

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