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Cierzo

El super

El supermercado se transforma en una orgía donde seres ávidos por consumir recorren pasillos empujando carros atiborrados de artículos.

Me fijo en las distintas secciones, en el pasillo donde están los aperitivos, hay un centenar de productos. Sólo de los elaborados con patata tenemos: la patata frita propiamente dicha, ondulada, normal, paja, estrellitas, de churrería, artesana, tradicional, con sabores: queso manchego, jamón ibérico, alioli, ketchup, cebolla, sal y vinagre, pizza, barbacoa, mex, con aceite de oliva, light, en su punto de sal, sin sal, con salsas...

En el pasillo de las galletas la variedad es apabullante: envase familiar, grande, pequeño, individual, galletas sin grasa, con grasa, con mantequilla, tostadas, integrales, rellenas, vitaminadas, con azúcar refinado, de caña, sin azúcar, edulcoradas con sorbitol o fructosa, cubiertas con chocolate negro, con chocolate blanco, con chispas de chocolate, elaboradas con vainilla, nata, limón, trufa, crema de avellanas, turrón, muesly, caramelo, coco, miel, soja, almendra, manzana, cereales, yogur, café, galletas redondas, cuadradas, ovaladas, rectangulares, con forma de flor, de animalito, de dinosaurio, en canutillo, con el personaje de moda estampado en una cara, galletas dulces, saladas, de té, de cóctel, danesas...

El pasillo de bebidas nos ofrece zumos envasados en tetrapack, plástico y vidrio de diversas medidas y con los más variados sabores y mezclas, refrescos isotónicos, ligeros, con azúcar, sin azúcar; vinos y cervezas de los cinco continentes, licores de cualquier graduación, refrescos de cola, limón, naranja, lima, té, maracuyá, fruta de la pasión, piña...

En la carnicería, sólo del pollo nos ofrecen: pollo ecológico, de corral, de granja, campero, inflado a hormonas, alimentado con maíz natural, con piel, sin piel, adobado, sin adobar, asado, crudo, empanado, relleno de piña, beicon, queso o ciruelas pasas, sin relleno, deshuesado, entero, troceado, a cuartos, muslitos, alitas, pechugas enteras, pechugas fileteadas, carcasas, patas, sangre hervida, hamburguesas, nuggets, salchichas, albóndigas...

La oferta es inagotable y no quiero aburrir a nadie enumerando los veintitantos mil artículos que podemos encontrar en el típico supermercado. Con la muestra elegida al azar basta para hacerse una idea de la sobreabundancia con que se encuentra el consumidor de clase media hoy en día.

¿No son demasiadas cosas? Sobre todo teniendo en cuenta que la mitad de la humanidad no tiene nada que llevarse a la boca.

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