Adiós, Tony Soprano
No esperes felicidad. Tus amigos te traicionarán y nadie recordará tu nombre. Morirás en tus propios brazos, Tony Soprano.
No puede ser, fue lo primero que pensé al leer la noticia. A primera hora de la mañana del miércoles conocía el deceso: James Gandolfini ha muerto. Me quedé conmocionada. Era muy joven para morir, 51 años, y le admiraba. Pienso que cualquier persona que haya visto la serie televisiva que le dio fama mundial, The Sopranos, me entenderá, porque James Gandolfini era Tony Soprano y Tony Soprano es James Gandolfini, uno de los nuestros, alguien de nuestra familia. En un mundo de ficción, James Gandolfini era auténtico y hacía real a su personaje con una simple mirada y con un habano entre los dedos. Su personalidad se imponía en cada escena, su presencia llenaba la pantalla, y así en cada capítulo, durante seis años.
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