Twain y Conklin
En 1901, la oficina de marcas y patentes de Estados Unidos otorgó la US Patent no. 685.258 a la Conklin Pen Manufacturing Company, fabricante de plumas estilográficas, la empresa quería evitar que sus competidores desarrollaran otros sistemas basados en su revolucionario concepto de carga. El novedoso sistema, denominado Crescent Filler, consistía en una pieza lateral externa ubicada en el cuerpo de la pluma, al presionarse por el usuario, comprimía un saco de goma interno que hacía de reservorio de tinta. La eficacia de las plumas Conklin residía en que su medialuna actuaba más eficientemente sobre el depósito de goma, logrando mediante una presión mayor un llenado de tinta óptimo. Gracias a este sistema patentado, las plumas Conklin no podían ser imitadas por ningún otro fabricante, lo cual significó el liderazgo de la marca en el sector durante unos años.
En 1904, tal vez con una finalidad publicitaria, la firma Conklin obsequió con una de sus plumas al escritor norteamericano Mark Twain. La pluma elegida como regalo era una Modelo S4, que por entonces se vendía al público al precio de 4,95 dólares. Junto a la pluma, Twain recibió la siguiente nota de la empresa: "Esta pluma le es enviada con la estima de Conklin Pen Co., y confiamos en que será recibida de esta manera”. El escritor agradeció el detalle en una carta que posteriormente la empresa utilizó en su publicidad:"Prefiero esta pluma por encima de otras diez, porque lleva el alimentador en su propio estómago y no podría perderla aunque fuese por accidente o intencionadamente. También la prefiero porque esta pluma es un antídoto contra las blasfemias: no puede rodar y caer del escritorio". Mark Twain empleó esta pluma entre los años 1904 y 1907 para corregir sus manuscritos, pues él acostumbraba a dictar sus textos a un secretario.
La marca fundada por Roy Conklin rinde homenaje al escritor que le diera fama y pone a la venta una réplica exacta de la pluma de Mark Twain en edición limitada y numerada de 100 unidades en plata y 25 en plata bañada en oro. Cada estilográfica está fabricada artesanalmente, el plumín es de oro bicolor de 14 quilates y lleva la firma del autor grabada en el anillo.
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