No hay piloto
Los líderes mundiales nos muestran por enésima vez su incapacidad congénita para afrontar los principales problemas de la humanidad. Las palabras de Daniel Tanuro tras la fallida Cumbre del Clima de Copenhague dan una idea muy exacta de la realidad:
“Hacer creer que hay piloto en el avión, pero no hay piloto, o más bien el único piloto que hay es el automático: la carrera por el beneficio de los grupos capitalistas lanzados a la guerra de la competencia por los mercados mundiales”.
Lo que necesitamos, y lo necesitamos con urgencia, es una transición justa y sostenible a un modelo que garantice el derecho a la vida y la dignidad de todas las personas. El actual modelo es socialmente destructor. El reto que tenemos por delante consiste en articular un movimiento internacional que aproveche la indignación generalizada para desafiar al capitalismo y resuelva los problemas sociales cotidianos de forma descentralizada. La toma de conciencia de la gravedad de la situación ya está muy extendida, pero falta que cristalice una organización y una acción colectiva.
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