Salud vs sanidad
La salud de los ciudadanos no puede ser objeto del mercantilismo, ya sea de carácter estatal o privado. La salud no debe ser un negocio en manos de los estados, las empresas farmacéuticas, los laboratorios, las mutuas… La salud es un derecho, la base para el desarrollo humano.
Clamamos contra los recortes en sanidad que promueve el Gobierno y no exigimos un sistema de salud más humano en el que cada persona mantenga su condición de tal, sin convertirse en paciente o, lo que es peor aún, en cliente.
Nos hablan de dificultades, de falta de recursos, de imponer limitaciones. No reconocen el fiasco de un modelo de sanidad pública que ha fracasado porque las diferentes políticas corporativistas han generado un mercado de la salud donde el enfermo importa poco y no ve atendidas sus necesidades reales. El enfermo es el elemento primordial en una cadena promovida por la economía, pero su salud es irrelevante. Mantener un centro sanitario es cuestión de rentabilidad y como ocurre con cualquier otra empresa, si no da beneficios, se cierra. Por eso se diseñan nuevas estrategias, para que el mercado crezca y sea rentable.
No es justo que los centros de salud dependan de las aportaciones económicas de los enfermos. Los centros sanitarios, desde el CAP (Centro de Atención Primaria) hasta el hospital, tienen que depender del compromiso de toda la sociedad y de una política encaminada a la solución de problemas de salud mediante la incorporación de terapias, estudios epidemiológicos, investigación científica, biotecnología y demás medios destinados a modernizar y elevar el nivel de asistencia que se ofrece al usuario.
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