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Cierzo

Una pomada contra el cáncer

Una pomada contra el cáncer

En mayo de 2006, la paciente tenía 44 años y al descubrir un bulto en su mama izquierda, decide acudir a su médico de Atención Primaria en el centro de salud Castilla La Nueva, en Fuenlabrada. El médico, tras realizarle una exploración rutinaria, le receta una crema de progesterona y la remite al ginecólogo.

El 1 de junio, la paciente visita el servicio de Ginecología del Hospital de Fuenlabrada, donde al no diagnosticársele patología alguna, se le recomienda continuar con el tratamiento prescrito por el médico de cabecera.

El día 6 de junio, la mujer vuelve otra vez al centro de salud ya que el bulto no disminuye. Los ginecólogos no encuentran nada anómalo y le recetan una pomada, también le recomiendan que utilice un sujetador adecuado, pues consideran que éste es el motivo de las molestias.

Transcurre más de un año. La paciente regresa a su médico de cabecera el 26 de noviembre de 2007 y, de nuevo, se la remite a su ginecólogo, que en esta ocasión detecta un nódulo. Un mes después se le realiza una mamografía y una biopsia. Se descubre un carcinoma extendido con afectación de los ganglios que da positivo para células malignas. En agosto, la mujer empieza el tratamiento, que implica la extirpación de la mama y radioterapia.

Como es lógico, la paciente presenta una denuncia por negligencia médica y ahora la Sección 10 de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) ha condenado al Servicio de Salud, dependiente de la Comunidad de Madrid, a pagarle una indemnización de 30.000 euros. La Sala considera que el servicio de ginecología del hospital de Fuenlabrada "no agotó los medios diagnósticos", lo que provocó "una dilación en el tratamiento y un desarrollo del tumor en magnitud no determinada". Como en tantos casos, la Justicia actúa tarde.

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