Desenterrar el pasado
El senador del PNV y miembro de la Mesa del Senado, Iñaki Anasagasti, ha dirigido un escrito al Gobierno para preguntar por el futuro del Valle de los Caídos, aconsejando "cancelar" el monumento y trasladar los restos mortales de Francisco Franco a un cementerio que decida su familia.
Mientras se suceden los homenajes a una parte de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, el PSOE ha dado un paso adelante y ha presentado una proposición no de ley en el Congreso en la que se pide la "paulatina" supresión de la simbología franquista que sigue presente en los pueblos y ciudades de España.
"La Administración del Estado tolera la exaltación pública de unos valores fascistas que atentan contra la dignidad democrática del Estado en general, de sus nacionalidades y de los millones de personas que sufrieron sus efectos". "La exaltación pública de símbolos representativos de una etapa histórica, la dictadura franquista, que impulsó el exterminio físico del adversario político, el exilio y la dura represión, atributos todos ellos que definen la ideología fascista, atenta contra los valores de una sociedad democrática", sostiene ERC e Izquierda Verde.
Colectivos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales rinden homenaje a las personas que sufrieron la ley franquista de Vagos y Maleantes por ser homosexuales.
El Ministerio de Cultura que encabeza Carmen Calvo ha otorgado el Premio Nacional de Literatura Dramática al escritor valenciano José Sanchís Sinisterra por su obra Terror y miseria en el primer franquismo. La obra cuenta la vida cotidiana de los que sobrevivieron a las consecuencias directas de la guerra civil, como la pérdida de vidas, el exilio, el hambre, la cárcel, la depuración o la corrupción, en nueve cuadros o escenas situadas entre 1939 y 1949.
El 29 de octubre se celebró en la sede del Ministerio de Vivienda Madrid un nuevo acto de homenaje y desagravio a los arquitectos depurados en su ejercicio profesional tras la Guerra Civil.
La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunció en un consejo de ministros el encargo a la comisión interministerial para que dé prioridad a las peticiones para anular los juicios sumarios como el de Companys. Como si la sentencia pudiera ser anulada por nadie.
Últimamente estamos de un imbécil que nos salimos. Hace 65 años que acabó la Guerra Civil y casi 30 desde que el caudillo de todas las Españas y padre de la patria nos dejó huérfanos. En todo este tiempo, nadie ha dicho ni pío sobre esta etapa de nuestro pasado, que parecía estar sobradamente asumido por el subconsciente colectivo. Los muertos estaban muertos y enterrados: en panteones y con honores o en fosas comunes anónimas y olvidadas, pero enterrados. Ya sabemos de qué van las guerras: matas o te matan, sobrevives como puedes y sigues adelante. Pero ahora estamos haciendo del pasado una caricatura con ese afán absurdo de crear una sociedad buena y políticamente correcta.
Ser idiota es tremendo. Porque la atrofia mental induce a pensar a ciertos individuos que sus pretensiones redentoras tienen cabida en una sociedad de desalmados e hipócritas en la que los malos siempre son los demás. Por otro lado, el etnomasoquismo que destilan algunos al hablar de España y se su historia es preocupante y entra de lleno en lo absolutamente ridículo. Incluso los hay que se arrogan la autoridad para decir quién tiene la razón, quién hace lo correcto.
Lamento comunicarles a quienes no lo saben o no quieren recordarlo que el general Franco ganó la última guerra civil española y que pasó casi cuarenta años ejerciendo de dictador hasta que murió de muerte natural. Me parece estupendo que se le exija al Gobierno actual que pida perdón por unas atrocidades que él no perpetró, que se anulen los juicios sumarísimos o los consejos de guerra, los ataques a unos y a otros por sus ideas políticas o sus tendencias sexuales. Todo ello sin olvidar que en el otro bando también hubo asesinatos incontrolados, aniquilaciones sistemáticas, saqueos, violaciones... La Historia no son los actos de un bando o de otro, sino la suma de los dos, y en los dos bandos hubo héroes y villanos. ¿O es que padecemos amnesia selectiva?
La Generalitat catalana, por ejemplo, pide que se honre la memoria de Companys anulando su juicio y planea convertir el lugar de su asesinato en una especie de Valle de los Caídos, pero ignora los actos cometidos por incontrolados cuando la seguridad y el orden público eran competencia exclusiva de la Generalitat de Companys. Olvida que Barcelona se convirtió en un escenario donde pistoleros: obreros y empresarios, sembraban cadáveres, como después hicieron los franquistas. Y es que algunos parecen empeñados en hacer exactamente lo que hizo Franco, pero en sentido contrario: escribir la historia a su antojo, inventar un pasado, algo siempre peligroso para la memoria colectiva.
Mientras se suceden los homenajes a una parte de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo, el PSOE ha dado un paso adelante y ha presentado una proposición no de ley en el Congreso en la que se pide la "paulatina" supresión de la simbología franquista que sigue presente en los pueblos y ciudades de España.
"La Administración del Estado tolera la exaltación pública de unos valores fascistas que atentan contra la dignidad democrática del Estado en general, de sus nacionalidades y de los millones de personas que sufrieron sus efectos". "La exaltación pública de símbolos representativos de una etapa histórica, la dictadura franquista, que impulsó el exterminio físico del adversario político, el exilio y la dura represión, atributos todos ellos que definen la ideología fascista, atenta contra los valores de una sociedad democrática", sostiene ERC e Izquierda Verde.
Colectivos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales rinden homenaje a las personas que sufrieron la ley franquista de Vagos y Maleantes por ser homosexuales.
El Ministerio de Cultura que encabeza Carmen Calvo ha otorgado el Premio Nacional de Literatura Dramática al escritor valenciano José Sanchís Sinisterra por su obra Terror y miseria en el primer franquismo. La obra cuenta la vida cotidiana de los que sobrevivieron a las consecuencias directas de la guerra civil, como la pérdida de vidas, el exilio, el hambre, la cárcel, la depuración o la corrupción, en nueve cuadros o escenas situadas entre 1939 y 1949.
El 29 de octubre se celebró en la sede del Ministerio de Vivienda Madrid un nuevo acto de homenaje y desagravio a los arquitectos depurados en su ejercicio profesional tras la Guerra Civil.
La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, anunció en un consejo de ministros el encargo a la comisión interministerial para que dé prioridad a las peticiones para anular los juicios sumarios como el de Companys. Como si la sentencia pudiera ser anulada por nadie.
Últimamente estamos de un imbécil que nos salimos. Hace 65 años que acabó la Guerra Civil y casi 30 desde que el caudillo de todas las Españas y padre de la patria nos dejó huérfanos. En todo este tiempo, nadie ha dicho ni pío sobre esta etapa de nuestro pasado, que parecía estar sobradamente asumido por el subconsciente colectivo. Los muertos estaban muertos y enterrados: en panteones y con honores o en fosas comunes anónimas y olvidadas, pero enterrados. Ya sabemos de qué van las guerras: matas o te matan, sobrevives como puedes y sigues adelante. Pero ahora estamos haciendo del pasado una caricatura con ese afán absurdo de crear una sociedad buena y políticamente correcta.
Ser idiota es tremendo. Porque la atrofia mental induce a pensar a ciertos individuos que sus pretensiones redentoras tienen cabida en una sociedad de desalmados e hipócritas en la que los malos siempre son los demás. Por otro lado, el etnomasoquismo que destilan algunos al hablar de España y se su historia es preocupante y entra de lleno en lo absolutamente ridículo. Incluso los hay que se arrogan la autoridad para decir quién tiene la razón, quién hace lo correcto.
Lamento comunicarles a quienes no lo saben o no quieren recordarlo que el general Franco ganó la última guerra civil española y que pasó casi cuarenta años ejerciendo de dictador hasta que murió de muerte natural. Me parece estupendo que se le exija al Gobierno actual que pida perdón por unas atrocidades que él no perpetró, que se anulen los juicios sumarísimos o los consejos de guerra, los ataques a unos y a otros por sus ideas políticas o sus tendencias sexuales. Todo ello sin olvidar que en el otro bando también hubo asesinatos incontrolados, aniquilaciones sistemáticas, saqueos, violaciones... La Historia no son los actos de un bando o de otro, sino la suma de los dos, y en los dos bandos hubo héroes y villanos. ¿O es que padecemos amnesia selectiva?
La Generalitat catalana, por ejemplo, pide que se honre la memoria de Companys anulando su juicio y planea convertir el lugar de su asesinato en una especie de Valle de los Caídos, pero ignora los actos cometidos por incontrolados cuando la seguridad y el orden público eran competencia exclusiva de la Generalitat de Companys. Olvida que Barcelona se convirtió en un escenario donde pistoleros: obreros y empresarios, sembraban cadáveres, como después hicieron los franquistas. Y es que algunos parecen empeñados en hacer exactamente lo que hizo Franco, pero en sentido contrario: escribir la historia a su antojo, inventar un pasado, algo siempre peligroso para la memoria colectiva.
0 comentarios