Segregación en la escuela
Hasta hace poco, los colegios segregados por sexos nos parecían propios de la educación católica más conservadora. Pío XI en su Encíclica Papal de 1930 aseguró que “la escuela mixta promueve la promiscuidad y la igualdad”. Pero hace apenas una década, esta práctica comenzó a extenderse por varios países en diferentes modalidades: separación total o solo en algunas materias; durante toda la instrucción académica o restringida a algunos ciclos. Estaba avalada por una supuesta mejora de los resultados académicos si ambos sexos estudian por separado.
Unos meses atrás la revista Science publicó el artículo La seudociencia de la escolarización por sexos, en el que se asegura que los datos de mejoras académicas no son sólidos, que las diferencias cerebrales entre sexos no justifican una educación dual y que lo único que consigue es aumentar el sexismo y consolidar los estereotipos. Estas conclusiones se suman a las ya abundantes teorías a favor y en contra de la segregación que acreditan los dos postulados. Unos aseveran que existen evidencias científicas de la mejora del rendimiento en colegios segregados. Los otros afirman que los datos que se aportan están viciados y condicionados por tratarse, por lo general, de centros de élite y no porque la diferenciación entre sexos sea beneficiosa per se.
En España, las escuelas segregadas públicas no existen y la inmensa mayoría de las 150 privadas o concertadas que se hallan vinculadas a la Iglesia católica. Las razones de sus defensores, no obstante, desestiman los motivos religiosos y se apoyan en las diferencias cognitivas y de madurez que se dan entre niños y niñas, consideran una ventaja estudiar sin la presión del sexo opuesto.
El Gobierno de Zapatero apostó por la coeducación y tuvo sobre la mesa el anteproyecto de Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación. Un texto en el que se prohibía explícitamente que las escuelas que separan a sus alumnos por sexo reciban dinero público. En España hay 67 centros segregados concertados que, de haber sido aprobada esta norma, tendrían que suspender el concierto, pero con el adelanto de los comicios no hubo tiempo para aprobar la ley y es de suponer que con el PP no se llevará a cabo.
Si dejamos al margen las cifras que respaldan las dos teorías y tenemos en cuenta que en la escuela los niños y niñas aprenden, pero también se socializan, coincidiremos todos en que un entorno separado no favorece que los escolares interioricen ideas de igualdad entre sexos y que la segregación supone una visión más sexista del mundo. Educar por separado solo tiene sentido si se parte de la idea de que cada sexo debe tener una función social distinta. En una sociedad moderna y justa, los hombres y las mujeres tenemos que compartir la vida, y el conocimiento del otro sexo es básico para gozar de las mismas posibilidades. Ya han pasado los tiempos en que a las chicas se les enseñaba a cuidar de los hijos y a los hombres a dominar el mundo.
0 comentarios