Por la familia cristiana
Aún resuenan los cantos que los jóvenes católicos entonaban en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud y ahora el cardenal Antonio María Rouco Varela, con una treintena de obispos y con el respaldo de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, convoca para esta tarde a las 14.30 horas la misa de las familias católicas en la madrileña plaza de Colón. Esta misa servirá para que los grupos más conservadores del catolicismo, y sus pastores, traten de presionar al Gobierno para que revise los planteamientos existentes en materia de familia, defensa de la vida y matrimonio. Así lo anuncian algunos de los responsables de la cita, como el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig, quien ha manifestado que el Ejecutivo de Mariano Rajoy debe considerar a la familia católica como "un patrimonio de la humanidad", reclamando el fin del matrimonio gay, las políticas de igualdad e, incluso, la ley del divorcio, que en su opinión "ha sido un retraso cultural". Otros han ido un paso más allá, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, desea "la abolición total del aborto. Y que se respete el derecho de los padres a educar a sus hijos". Por su parte, el obispo de Logroño, Juan José Omella, también ha pedido la desaparición de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, al considerarla un ejemplo de "estatalismo gravísimo". En el altar, junto a Rouco y Kiko Argüello, habrá obispos y cardenales de toda Europa. Se espera también que el papa Benedicto XVI intervenga vía satélite con un mensaje grabado.
El Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid (COGAM) ha calificado la misa como un evento "excluyente" y "discriminatorio". El acto, según COGAM, "denigra, insulta y se mofa de los otros tipos de familias". En un comunicado, el colectivo exige "a la jerarquía de la Iglesia católica que deje de manipular a la opinión pública y se convierta de verdad en una entidad democrática que respeta los derechos de todas y todos los ciudadanos".
Parece que esto es solo el comienzo de lo que se avecina. Estas exhibiciones de fanatismo teológico no son propias de un estado aconfesional en el que se prohíben las manifestaciones ateas.
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