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Atelofobia o quién me mandaría a mí

Atelofobia o quién me mandaría a mí

Estaba buscando información a través de Internet y no sé cómo he llegado a un ensayo en el que se habla de la perfección: una de mis metas. Me pongo a leer con avidez, puede que encuentre las claves que me ayuden a mejorar. Pero en vez de un camino, encuentro un diagnóstico. Lo mío es enfermedad y tiene nombre: atelofobia.

La atelofobia es una condición en la cual el individuo presenta un miedo extremo a no alcanzar la perfección en sus acciones, ideas o creencias. Este temor a cualquier tipo de imperfección en su vida puede hacer que la persona que la padece se convierta en su mayor crítico con cualquier cosa que diga o haga y tema continuamente, porque las tareas que realiza no están lo suficientemente bien hechas.

Este miedo a la imperfección va mucho más allá de querer hacer las cosas lo mejor posible, ya que, en los casos en que se diagnostica la patología, existe la condición que la convierte en una auténtica obsesión, provocando continuas relaciones fallidas y haciendo que sea prácticamente imposible funcionar en la sociedad.

Las personas que padecen atelofobia suelen ser muy inteligentes y poseen múltiples talentos y capacidades. Normalmente, muchas personas miden sus competencias en relación a otras con unos talentos y aptitudes muy similares, pero los atelofóbicos siempre se miden con los mejores. No les sirve hacerlo bien, necesitan ser quienes mejor lo han hecho. Esto provoca que continuamente traten de afinar, rehacer o mejorar algo que ya está altamente considerado por los demás.

Los síntomas de la atelofobia incluyen un alto grado de irritabilidad irracional dirigida hacia ellos mismos y en menor porcentaje hacia los demás.

El atelofóbico suele sentir un miedo atroz de no estar a la altura del objetivo que se ha marcado, algo que le provoca, en numerosas ocasiones, insomnio, sobrexcitación e incapacidad para relajarse.

No padezco todos los síntomas, me faltan pocos, lo admito. Quiero restarle importancia a mi mal, aunque no veo la manera de salir de este sinvivir. Quién me mandaría a mí indagar sobre el tema.

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