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Cierzo

Alegres y defraudados

La primera víctima de ETA fue Begoña Urroz Ibarrola, una niña de veintidós meses. Una bomba incendiaria colocada dentro de una maleta depositada en la consigna de la estación de Amara (San Sebastián) deflagró minutos después de las siete de la tarde del lunes 27 de junio de 1960. La pequeña sufrió graves quemaduras que produjeron su muerte al día siguiente en la clínica Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. ETA no reivindicó el atentado y nunca asumió su autoría. El Ministerio de la Gobernación publicó una escueta nota en la que daba cuenta de la explosión de cinco artefactos: uno en un furgón del tren correo Barcelona-Madrid, entre los municipios zaragozanos de Quinto y Pina de Ebro, y los otros cuatro en otras tantas consignas de Barcelona, Madrid y San Sebastián (una en la estación del Norte y otra en la de Amara).

La última víctima de ETA es Jean-Serge Nérin, de 52 años, gendarme de la policía francesa que prestaba servicio en la comisaría de Dammarie-les-Lys, en el departamento de Seine-et Marne. La noche del 16 de marzo de 2010, tuvo que interceptar a unos supuestos ladrones de coches en la localidad de Villiers-en-Bière. Llevaba puesto su chaleco antibalas, pero una bala le alcanzó pasando por una zona de la axila no protegida, resultó herido en el tórax y murió una hora después del tiroteo. Jean-Serge Nérin había nacido en Cayenne (Guayana), tenía cuatro hijos y le faltaban dos años para jubilarse.

Medio siglo de ETA, más de 800 personas muertas por nada, víctimas de una violencia execrable.

Los gudaris nos dicen que gracias a ellos acaba ahora esta lamentable historia. Agradecen los servicios prestados a los héroes de la patria vasca, sienten las bajas y los presos, pero no mencionan a las víctimas, a los extorsionados, a los que tuvieron que marcharse de la que también era su patria, a los secuestrados, a todo un pueblo que vivió y padeció el terror más vil.

Esta semana ha sido movida. Tras la Conferencia de Paz, ETA anuncia el cese de la violencia y parece que esto sea lo que más importa, pero lo importante es el resto, las cláusulas que acompañan a la renuncia forzosa, es decir, el reconocimiento de la banda terrorista como interlocutor entre España y Francia, la mesa de partidos para que se acepten las tesis del independentismo radical y la proclamación a los cuatro vientos de que todos hemos ganado.

Sobre todo, recordemos que ETA renuncia a un proyecto que ya es inviable, pero ni entrega las armas ni se disuelve.

Declaración de ETA (pdf)

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