Qué ocurre de verdad
“Comprar títulos, acciones de empresas, tomarse unas pastillas para dormir durante 20 o 30 años y cuando uno despierta, ¡voilà! es millonario”. Recomendación de Andre Kostolany, uno de los especuladores financieros más destacados del siglo XX y con 75 años de experiencia bursátil.
Yo no entiendo nada del asunto, pero no hay que ser Premio Nobel de Economía ni un lince de las finanzas para darse cuenta de lo ocurre. La caída de la Bolsa se produce oportunamente el 10 de agosto debido a un falso rumor. Ocho días más tarde, vuelve a desplomarse porque Morgan Stanley rebaja el crecimiento mundial. El 5 de septiembre se hunde el mercado por unas desafortunadas declaraciones de Chistine Lagarde, presidenta del FMI, y el pasado jueves porque el FMI y el Banco Mundial azuzan el miedo a una recesión global. La suma sigue.
¿Quién se beneficia de este río revuelto? ¿Quién dispone de capital para comprar a precios de saldo empresas europeas? ¿Cómo es posible que la capitalización de una empresa saneada y con beneficios esté por debajo de su valor en libros? La bolsa sufre una avalancha vendedora, pero será porque alguien está comprando, pienso yo. ¿Quién se forra a costa de la crisis?
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