Esclavos modernos
A menudo, muy a menudo, hacemos en el trabajo más horas de las que nos corresponde. Queremos triunfar, conservar el empleo, quedar bien con el jefe, y nos imponemos la máxima del sexo: nunca digas que no. Pero nos asaltan dudas sobre la ética de nuestro espíritu de sacrificio y nos preguntamos si con esta postura no estaremos perjudicando, de rebote, a los compañeros que únicamente desean cumplir con el horario establecido.
El investigador francés Nicolas Chaignot ha presentado recientemente su tesis doctoral: Esclavages et modernités: la servitude volontaire comme problématique du capitalisme contemporain, en la que afirma que sin un derecho que proteja a la persona de la servidumbre “no puede haber modernidad”. Según sus conclusiones, el espíritu del nuevo capitalismo se puede interpretar como una “ideología de la servidumbre voluntaria”. Esta nueva forma de esclavitud encubierta no es inocua: se la vincula con enfermedades mentales y suicidios asociados a la presión laboral. La servidumbre voluntaria amenaza directamente a la dignidad humana y al mismo corazón del contrato social. La tesis ha sido premiada por Le Monde.
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