Las imprudencias se pagan
El domingo 13 de marzo se movilizaron los equipos de rescate catalanes para atender dos emergencias. En Castelló d'Empúries cuatro jóvenes intentaron cruzar el río Muga haciendo caso omiso de los paneles indicadores que alertaban del peligro que ello suponía debido a la riada. En la estación de esquí de Masella un hombre quedó sepultado por un alud mientras esquiaba por una zona señalizada como peligrosa.
En octubre de 2009 entró en vigor una tasa que permite a la Generalitat cobrar los rescates provocados por imprudencia o negligencia y es lo que ocurrirá en los dos casos anteriores. El departamento de Interior ha calificado los hechos de “imprudencias flagrantes”. Los jóvenes tuvieron que ser evacuados tras quedar rodeados por el agua, intentaban cruzar por un acceso prohibido para eludir un control de alcoholemia. El rescate costó 726 euros. El esquiador de Masella se encontraba fuera de las pistas, en una zona donde se prohibía cualquier actividad deportiva. En su rescate se precisó la intervención de un helicóptero y el importe asciende a 19.567 euros.
El pago de los rescates ha originado intensos debates desde que fue aprobado. Entre la fatalidad y la imprudencia hay diferencias y las temeridades cometidas por algunos no debemos pagarlas todos. Salen caras y ponen en peligro la vida de otras personas.
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